Hace apenas unos días se creó la Asociación Civil de Repartidores Independientes de Mendoza y Argentina (ACRIMyA), entidad que ya comienza a generar fuerte repercusión en el medio laboral y marca una nueva tendencia en las relaciones con los empleadores.
Es que esta organización está muy lejos de ser un sindicato y según sus más de 3 mil integrantes, todos repartidores en auto, moto o bicicleta, se conforma para lograr no pocos beneficios, desde la gestión de un seguro, asesoramiento legal hasta garantizar seguridad en su trabajo cotidiano.
Esa fue parte de la explicación que dio en Radio Jornada, Alejandro Astorga, flamante secretario de la Asociación Civil que el jueves pasado obtuvo su personería jurídica para funcionar como tal.
En diálogo con el programa Lado A, Astorga quiso remarcar que tanto él como sus colegas repartidores son “trabajadores independientes” que poseen un sentimiento común: integrarse pero no ser un sindicato.
“Los gremios se llevan la plata, porque muchas veces se les paga durante años pero no se los ocupa”, indicó, planteando precisamente que no lo necesitan porque no se consideran trabajadores en relación de dependencia. “No tiene sentido (tener un sindicato) somos independientes”, completó el referente, que trabaja para la App Pedidos Ya “sin un horario fijo”.
En esa misma línea, Astorga explicó que la intención de la Asociación que ahora acompaña a dirigir -y que preside Alberto Varela-, les permite a él y a sus colegas tener beneficios que hasta ahora no tenían.
“No hacemos la asociación sólo para tener una representación, hay un montón de cosas que podemos lograr”, explicó, lanzando ejemplos de beneficios como “tener un camping propio, eventuales descuentos en distintas adquisiciones”, entre otras. Pero además, sin dudas lo que logran es una “representación legal” ya que cuentan con el “asesoramiento permanente” de abogados en distintos casos, como los de accidentes o de inseguridad.
Novedosa tendencia
La novedad de ACRIMyA se da en la misma semana en que el Gobierno nacional reglamentó la reforma laboral cuyo contenido, más allá de las distintas posturas y perspectivas políticas, indudablemente debe tener en cuenta a nuevas formas de relación laboral.
Precisamente ésta es una nueva tendencia, en donde quienes trabajan para un empleador prácticamente “invisible”, como son las aplicaciones de delivery (por citar las más comunes), sus trabajadores se consideran independientes.
“Yo manejo mis horarios y mi forma de trabajar. “Si quiero irme a otra aplicación lo puedo hacer sin problema”, añadió. “Y cobro según lo que trabaje”, completó Astorga, que además informó que perciben su sueldo de manera semanal y en base a lo realizado según su propio criterio cada siete días.
Incluso en temas como el aguinaldo, ellos deciden prescindir de la sindicalización. “El aguinaldo se lo puede crear uno mismo y pensar el futuro con muchas formas de inversión”, resaltó, demostrando con claridad su espíritu de independencia.
En ese espectro, cada repartidor aporta al fisco a través del monotributo y en esa condición hace sus aportes jubilatorios y de obra social. Entonces, la integración en la asociación civil, que incluirá “a todas las aplicaciones” incluyendo de comidas, de transporte, de reparto y servirá “para que ellas también tengan un respaldo sobre las leyes que tienen”, destacó el referente de los repartidores.
Hay que destacar que ACRIMyA se creó en base a modelos similares de Buenos Aires y Córdoba. En el país hay cerca de 25 mil repartidores y en Mendoza en particular, hoy hay unos 2.500 repartidores integrados en esta flamante asociación civil que, sin dudas, está marcando un nuevo paradigma en las relaciones laborales.