Hoy se recuerda una vez más el Día del Periodista, que fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas
Editorial
El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó la “Gazeta de Buenos Ayres”, primer periódico de la etapa independentista argentina. Hay datos de que una década antes de la Revolución de Mayo, Hipólito Vieytes editó el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio.
El 1º de septiembre de 1802, Vieytes se convirtió en el primer periodista criollo, al publicar ese semanario con el apoyo de Manuel Belgrano, que tendría una corta etapa y que cubrió una de las más ricas épocas de nuestra historia.
Desde hace 83 años los periodistas recordamos nuestro día. Un buen momento para hacer algunas reflexiones sobre esta apasionante profesión e interpretar qué pasa hoy con el periodismo.
Se vienen viviendo tiempos de cambio en los hábitos de lectura y acceso a la información a través de una gran variedad de dispositivos. La revolución tecnológica que vive el mundo de la comunicación ha enriquecido el escenario mediático con la aparición de los medios digitales. La coexistencia de la prensa en papel y online ha motivado reflexiones acerca de las condiciones en que se produce esta convivencia y su proyección hacia el futuro inmediato.
La invención de la escritura cambió para siempre el curso de la humanidad, separando la etapa prehistórica de la historia propiamente dicha.
Hoy el desarrollo los grandes periódicos, que conocieron su edad de oro durante el siglo XX, están sometidos a fuertes presiones: la extensión de Internet, y las modificaciones en los hábitos de consumo de información.
El periodismo entró en ese período en una etapa nueva.
Marshall McLuhan alguna vez predijo que el mundo se convertiría en una aldea global. Una, donde los mensajes de los medios de comunicación masiva traspasasen fácilmente las fronteras físicas e imaginarias de los países. Ese momento llegó y no solo se reflejó en la trasmisión de los mensajes sino en las finanzas, propiedad y control de los mismos.
Y mucho más la revolución que produjo la extensión de la red informática tiene que ver con nosotros los periodistas.
Howard Rheingold, escritor y profesor de periodismo digital en la Universidad de Stanford, afirma que los estudiantes de periodismo tienen la necesidad de manejar las redes sociales y crear una red de contactos interesantes. El periodista –y el estudiante de periodismo– debe usar hoy con pericia las herramientas sociales. Señala este profesor dos cosas fundamentales que el nuevo periodista debe manejar hoy: la atención y la detección de basura. Sobre este último punto detalla que cualquiera puede publicar información inexacta, errónea y que solo desinforma. Hay que tener cuidado con ello y aprender algunas habilidades críticas para evaluar la información. Hay que ser muy detallistas y responsables a la hora de filtrar la mala información y sacar a flote la mejor información a la superficie.
Es decir, la labor periodística se ha acortado y el ciudadano ha asumido una parte de nuestro trabajo.
Hoy millones de personas circulan por la calle con un móvil equipado con cámara de fotos y videos. Es decir, son periodistas en potencia que, ante una situación noticiosa, utilizan su dispositivo y suben a la red una instantánea periodística. Los móviles de esas personas además son grabadoras de sonido que pueden recoger el testimonio de cualquiera. Y por si fuera poco están equipados con conexiones que permiten enviar todos esos documentos a cualquier servicio o a cualquier medio de comunicación.
Por eso son importantes las habilidades que debe tener el periodista hoy. Debemos ser un “hombre orquesta”, porque es fundamental aprender a utilizar de manera muy precisa una larga lista de aplicaciones online que facilite el monitoreo de las redes y la verificación la noticia.
Los periodistas más veteranos, los más jóvenes y los del mañana, debemos entender que aprender a manejar Internet y el lenguaje del periodismo digital –o periodismo de hoy– es equivalente a haber aprendido en los años 50 a manejar una cámara fotográfica, una máquina de escribir y una libreta de apuntes.
Y debemos ver el lado positivo de esta era digital. Por primera vez en la historia la información es abundante. Se acabó la escasez. Nunca tanta gente ha tenido acceso a la información por tantos medios ni estos han sido más numerosos. La comunicación es un commoditie, una materia prima de bajo costo, pero también un nuevo bien común.
Uno de los mayores desafíos del periodismo actual es aprender a gestionar e integrar el criterio del público. Es el fin de la época de los periodistas engolados que se creen oráculos del hombre común o representantes egregios de la nación o la sociedad.
El público está en el proceso de la información gracias a las herramientas digitales y debemos aprender a manejarlas para evitar la manipulación, la sordera y la tiranía de lo más visto. Y siempre nos gusta afirmarlo cumpliendo con el propósito central del periodismo que es “proporcionar a los ciudadanos la información precisa y rigurosa que necesitan para funcionar en una sociedad libre”.