Se desarrolló de forma satisfactoria el arreo (traslado) de los equinos y mulas de la Institución desde el Grupo “El Azufre”, situado en plena cordillera de los Andes (a unos 200 kilómetros de la ciudad de Malargüe), hasta la Sección “El Sosneado”; lugar donde pasarán el resto del año y serán empleados para realizar patrullajes en la zona. Ambas unidades pertenecen al Escuadrón 29 “Malargüe” ubicado en la provincia de Mendoza.
La actividad desarrollada a principios del mes de abril demandó cuatro días y contó por primera vez con la presencia de personal femenino. Los integrantes del equipo fueron: la Primer Alférez (profesional veterinaria) Carla Corino, Sargento David Guiraldes, Cabo Primero Analía Leguizamón y el Cabo Gabriel Chaparro.
Cada año y, durante el verano desde diciembre hasta los primeros días de abril, el lugar donde se encuentra asentado el Grupo “El Azufre”, a los pies del complejo volcánico Peteroa, ofrece pasturas de excelente calidad donde los caballos y mulas de la Unidad llegan para hacer uso de ellas.
Al finalizar el período estival, una comisión de gendarmes son enviados para el arreo de los animales hacia la Subunidad (mencionada con anterioridad) donde pasarán lo que resta del año. Esta actividad fue llevada a cabo durante cuatro días, siendo las dos ultimas jornadas las más difíciles de soportar, por la complejidad en el terreno con importantes ascensos/descensos y abundantes piedras. Además, varios sectores agreste, generando un desgaste mayor tanto en el personal como en los animales.
Para dicha tarea fue determinante la preparación de los caballos. Los cuales fueron acondicionados cada mañana antes de comenzar el recorrido con sus respectivas monturas y riendas, como así también, la premura de alistar al caballo carguero, el encargado de llevar los elementos necesarios para la travesía.
La patrulla contó con equipamiento especial; camperas de frío extremo, bolsas de dormir, armamento y teléfono satelital mediante el cual se comunicaban al finalizar cada día, para dar a conocer las novedades.
El frío en la zona cordillerana fue uno de los obstáculos que debió afrontar los efectivos del Escuadrón 29. Para dormir buscaban refugio en riales. Se trata de construcciones hechas con piedras y techos de chapa. Estos lugares están ubicados en puntos estratégicos y son utilizados por los crianceros de la zona para refugiarse. Los cueros de monturas son utilizados como colchón. Allí los gendarmes prendían fuego para calefaccionar el lugar y calentar agua para el desayuno.
Pese a los kilómetros recorridos, frío, largas horas de trabajo, cansancio y desgaste en los animales, hasta incluso siendo alumbrados con la luz de la luna en el epílogo del trayecto, la actividad fue desarrollada con gran profesionalismo.