La ley, prioritaria para el gobierno de Sánchez, está destinada a pacientes incurables o con padecimiento crónico.
El Parlamento español aprobó definitivamente este jueves una ley para regularizar la eutanasia y el suicidio asistido, uniéndose a la reducida lista de países que permitirán a un paciente incurable recibir ayuda para morir y evitar su sufrimiento.
Prioridad para el gobierno socialista de Pedro Sánchez, la legislación recibió la luz verde con 202 votos a favor, de la izquierda, centro y regionalistas. Por la otra vereda, 141 en contra, de la derecha y la extrema derecha, y dos abstenciones.
Inmediatamente después, la cámara baja se colmó de aplausos por varios minutos.
“Es un día importante para aquellas personas que se encuentran en una situación de grave padecimiento y también lo es para sus familias”, se congratuló momentos antes la ministra de Sanidad, la socialista Carolina Darias.
La legislación es rechazada por la Iglesia católica y partidos de derecha y extrema derecha, mientras que su aplicación genera interrogantes en algunos sectores médicos.
La norma prevé que toda persona con “enfermedad grave e incurable” o padecimiento “crónico e imposibilitante” pueda solicitar ayuda para morir y así evitarse “un sufrimiento intolerable”.
Para acceder a la eutanasia o suicidio asistido se imponen estrictas condiciones, como que la persona, de nacionalidad española o residente legal, sea “capaz y consciente” al hacer la petición, que debe formular por escrito “sin presión externa” y repetir quince días más tarde.
El médico siempre podrá rechazarla si considera que no se cumplen los requisitos. Además, debe ser aprobada por otro médico y por una Comisión de Evaluación.
Y cualquier profesional de la salud puede alegar “objeción de conciencia” para negarse a participar en el procedimiento, costeado por la sanidad pública.