Por Emilio Vera Da Souza, especial para Diario Jornada.
Diario Jornada consulta a una especialista en salud sobre detalles relativos al Coronavirus y la pandemia. La médica Mónica Müller responde nuestras preguntas y nos despeja algunas dudas.
Mónica Müller es médica y escritora. Su libro más reciente es actual y oportuno. Sirve para que entendamos de qué se trata lo que nos pasa individualmente, como sociedad y sirve para entender el mundo y esta crisis sanitaria.
Como lleva varias publicaciones alusivas y hace un trabajo de divulgación desde hace algunos años, la doctora Müller tiene los contenidos y la experiencia para ayudarnos comprender este momento histórico. Su libro es de un lenguaje directo y perfectamente entendible para los que buscan satisfacer su curiosidad, tener algunos datos y, sobre todo, sacarse los miedos que nos genera la sobreabundancia de datos, las informaciones contradictorias y las mentiras lisas y llanas.
En su libro Pandemia: virus y miedo. Una historia desde la gripe española hasta el Coronavirus Covid-19”, Mónica Müller plantea que “los virus son una incógnita. Predadores invisibles que no respetan rango ni poder, contaminan de recelo los sentimientos más nobles y la única certeza sobre ellos es que nada se puede predecir. Sus estrategias de supervivencia son tan astutas que se ha llegado a sugerir su origen extraterrestre”.
En diciembre de 2019 en Wuhan, China Central, se reportó a un grupo de personas con neumonía aguda causada por un virus de la familia Corona, común entre algunos animales, pero capaz de infectar a los humanos. En 2002-2003, un primo cercano de ese virus había provocado un grave síndrome respiratorio: SARS.
En 2009, el mundo se enfrentó al virus A (N1H1), que oficialmente se cobró 14.000 víctimas mortales, pero según investigadores actuales serían veinte veces más.
Otro virus de esa familia fue el responsable de los casi cien millones de casos fatales que provocó la Gripe Española de 1918. Los síntomas, su mecanismo de acción, las lesiones que muestran las autopsias fueron idénticos en 1918 y en 2009.
Hoy el Covid-19 amenaza con su potencial letal a toda la humanidad.
Mónica Müller investigó en archivos de prensa, textos médicos y testimonios directos las pandemias de 1918, 2009 y 2020, y también se propuso determinar la verosimilitud de las versiones conspirativas. En algunos casos, la conclusión es indudable. En otros, el margen de sospecha se mantiene intacto.
¿Por qué es de miedo?
El nuevo coronavirus merece nuestro miedo por varias razones: Es nuevo, y eso significa que nos encuentra sin defensas frente a él. Los que todavía no nos hemos contagiado somos vulnerables porque nuestra inmunidad no ha estado en contacto con el virus y no sabemos cómo se comportará cuando lo encuentre. Dicen que los viejos lo pasaremos peor, pero creo que da más miedo saber que también los jóvenes y los chicos pueden enfermarse gravemente.
Es más mortal que la gripe y mucho más contagioso. Además no da síntomas inmediatamente después del contagio como otros virus que conocemos. La idea de estar contagiados o de estar en contacto con un enfermo sin saberlo aumenta la sensación de amenaza invisible y difusa.
Todavía no se conocen tratamientos ni formas de prevención eficaces.
¿Por qué pensás que las teorías sobre la aparición del coronavirus tienen tanta trascendencia y los datos e informaciones basadas en la ciencia no son tan difundidas?
Creo que están tan difundidas las teorías sobre el origen del virus como las informaciones serias y comprobadas. No hay que olvidar que somos primates, y con sólo ver la curiosidad de los monos por todo lo nuevo, colorido y ruidoso, se puede entender por qué siempre nos resultan más atractivas las versiones truculentas y complicadas que las lógicas y sencillas.
¿A raíz de tu libro te consultan, sobre qué temas te piden más frecuentemente que hables?
En primer lugar, sobre el funcionamiento de los virus, y en segundo lugar me piden predicciones sobre cómo va a evolucionar la epidemia. También me preguntan sobre las versiones conspirativas y sobre la eficacia de distintos tratamientos que se están difundiendo como preventivos o curativos.
¿En esta etapa de la crisis sanitaria te parece que las acciones de gobierno han sido acertadas?
Me parecen más que acertadas. El distanciamiento entre las personas es la única medida capaz de hacer más lenta la expansión de los contagios. Que esa expansión sea lenta es la diferencia entre la vida y la muerte para decenas de miles de personas. Los expertos que asesoran al gobierno (todos excelentes en su especialidad), se proponen mantener bajo control la cantidad de contagios para que no se produzca una disparada de casos que supere la capacidad del sistema de salud.
Por otra parte, otras medidas como el cierre de fronteras, la cancelación de vuelos, el control y la creación de infraestructura hospitalaria, también han sido rápidas y oportunas. Los países que han manejado la pandemia con menos número de fallecidos son los que han instituido esas acciones.
¿Las acciones y recomendaciones están bien comunicadas?
En mi opinión están muy bien comunicadas. El reporte diario del Ministerio de Salud es esencial para disminuir la incertidumbre y la ansiedad en la población. También me parece importante la aparición periódica del presidente explicando en forma didáctica las razones de las medidas que se van implementando.
Los medios tienen un papel importante en la difusión de las recomendaciones, pero en mi opinión la tendencia a la morbosidad que casi todos muestran es muy negativa: crea pánico y ansiedad en un momento en que la población necesita mantener la cabeza fría para comprender y acatar las medidas que se toman.
¿Cuándo termina esta enfermedad, cómo termina? ¿Habrá una vacuna? ¿Se contagiará la mayoría de la población? ¿el virus se atenuará solo con el tiempo?
No creo que esta enfermedad desaparezca, por lo menos en los próximos años. La mala noticia es que cada virus nuevo infecta masivamente a las poblaciones, porque nadie tiene inmunidad contra él. La buena noticia es que a medida que aumenta la cantidad de individuos infectados al virus se le hace más difícil encontrar inmunidades vírgenes y su diseminación se enlentece. A eso se le llama inmunidad de rebaño natural. Eso ocurrió con el virus AH1N1 que provocó la pandemia de 2009. Después de contagiar a millones de personas en pocos meses, hoy es uno de los virus de gripe estacionales que nos visitan todos los años y ni siquiera tenemos conciencia de su presencia entre nosotros.
Las vacunas reproducen ese fenómeno en forma artificial; es decir que dan inmunidad preventivamente a los que no estuvieron en contacto con el virus. Es un proceso de inmunidad de rebaño adquirida que es muy útil cuando la vacuna aparece antes de la llegada del virus. En el caso del nuevo coronavirus la vacuna llegará tarde, después de que el virus haya hecho su trabajo de inmunizaciónn natural. Será útil en las próximas oleadas de contagios, pero no en la primera que estamos viviendo.
¿Ha mejorado el sistema de salud argentino? ¿Y aún falta mucho para que estemos en un sistema mínimo ideal?
Se ha trabajado mucho y a gran velocidad para optimizar y preparar al sistema de salud. Se han creado centros de internación, se han agregado camas de terapia intensiva, se han terminado hospitales que habían quedado a medio construir, se han completado equipos para tratamiento y se ha entrenado a millares de profesionales de la salud en pocas semanas. Hemos tenido la buena suerte de ser espectadores de la tragedia en España e Italia, lo que nos permitió saber con anticipación lo que teníamos y lo que no teníamos que hacer.
También observamos día a día lo que ocurre en Estados Unidos y en Brasil, donde los dirigentes han minimizado la gravedad de la pandemia y hoy cuentan por miles sus casos fatales. El escenario de Estados Unidos pone a la vista lo criminal que puede ser la privatización rabiosa del sistema de salud, que salva a los privilegiados y deja morir a los afroamericanos y los latinos, que siempre han sido los más indefensos.
¿Qué podemos esperar en los lugares alejados de Buenos Aires? ¿Está bien que relajemos el aislamiento? O aunque tengamos mínimos casos, ¿debemos esperar como en los lugares donde hay muchos casos?
Relajar la cuarentena más allá de lo que aconsejan los especialistas me parece un acto de irresponsabilidad. Sería equivalente a la conducta irracional y suicida del que tuvo un infarto y sigue atiborrándose de colesterol y tabaco desoyendo el consejo de su médico.
Por el momento, el aislamiento es la única medida de prevención que tenemos. Veo que los gobernadores van cumpliendo con lo que el gobierno nacional indica, y poco a poco han ido liberando actividades en mayor o menor medida según la situación epidemiológica de cada lugar. Si eso sigue así, y si no se fuerzan demasiado las cosas por presión de los que han asumido la consigna de “ante todo la libertad”, quizás saldremos sin un daño excesivo de esta experiencia.
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Urgencias
Dice Mónica Müller que el libro estaba listo y cuando empezó esta pandemia, ya anunciada, “me tomé la tarea urgente de actualizar el libro”.
Es impresionante ahora leer la introducción original porque dice cuán poco duran las verdades en medicina. La medicina evoluciona muy rápido. En epidemiología las verdades duran un día.
Es impactante cómo todo cambia. En Buenos Aires había preocupación pero nadie usaba barbijo. Un mes después se usa barbijo. El Presidente dice que se puede salir y los gobernadores dicen que no. Pero no son cuestiones locas, sino decisiones que obedecen a lo que se va viendo.
Uno no se protege solo a sí mismo, sino al otro también. Ahora se sabe, se pudo estudiar, cuánto puede volar el virus con las partículas. Semana a semana la realidad es otra. Entonces, si el Presidente dice “pueden salir”, porque así lo aconsejan los expertos, que son los mejores de nuestra ciencia, y los gobernadores se echan atrás, es porque también tienen sus razones.
Entre ellas, que tengan mucha gente en sus ciudades a la que no podrán controlar. Como pasó en Italia, donde por las salidas abruptas que hicieron a las calles volvieron al punto partida de la epidemia y probablemente haya una nueva ola de contagios”.
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Sobre la Organización Mundial de la Salud
En una entrevista reciente realizada por Alejandra Dandán, Mónica Müller se explaya sobre lo que significa la Organización Mundial de la Salud, su influencia y sus intereses:
“–La OMS siempre fue un Estado: es como el Vaticano, en vez de curas, hay médicos. Tienen sus intereses políticos clarísimos, sus adherencias políticas y sus enemigos. Yo no tomo lo que dice la OMS como algo no contaminado. Porque hay quien piensa la ciencia como algo puro, pero no hay nada mas político que la ciencia y si uno piensa que la industria farmacéutica es, por lo menos hasta hace un tiempo, el poder económico mas fuerte, mas que las armas y mas que las drogas ilegales y que es la industria mas poderosa, ¿cómo vas a pensar que la OMS está afuera de eso? Claramente, no. Ahora está alineado con China porque en cuanto a producción de medicamentos y cultura farmacéutica, China es poderosísima. En otros momentos estuvo alineada con Estados Unidos. Van cambiando las autoridades y las tendencias. Igual le presto muchísima atención porque tiene un papel de recopilador de estadísticas que me interesa. Hay universidades que también lo hacen y también tienen sus intereses políticos y económicos, pero la OMS recopila a lo largo del tiempo, y eso sirve. Un caso, por ejemplo, son los números de la Gripe A H1N1. Cuando terminé la primera edición del libro en diciembre de 2009, el dato oficial era de 13 mil muertos. En agosto de 2010, la OMS modificó la cifra de casos fatales a 18.631. Hoy se calcula que los fallecimientos fueron no menos de 203.000 y probablemente hasta 575.000. ¡Mira la diferencia! Y todos los años la cantidad de muertes por gripes es espantosa: hay entre 290 mil y 650 mil muertes anuales por gripe común. Y de 3 a 5 millones de personas que enferman muy gravemente, que están internadas y con respiradores. Esas son cifras de la OMS. Y son importantes porque si ves sólo los números de EEUU no alcanza: siempre lo pintan distinto, como que hay menos, hay poco. Entonces creo que la OMS en ese sentido es más objetiva con la compilación de estadísticas de todo el mundo. Todo lo que está pasando ahora con el virus, en términos de números más claros, se va a saber después. Hasta que no se hagan todas las autopsias y todas las estadísticas y se reúnan todas las cifras de todos los hospitales del mundo, no se puede saber realmente”.
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Mónica Müller
Nació en Buenos Aires. Trabajó durante tres décadas como directora creativa en agencias de publicidad y se graduó luego en Medicina en la UBA. Desde entonces atiende su consultorio privado pero nunca abandonó la escritura, que junto con el dibujo fue su primera vocación. A los veintitrés años publicó la nouvelle El gato en la sartén; en 2007 el libro de relatos Secuelas; en 2010 el ensayo de divulgación médica Pandemia y en 2014 Sana Sana. La industria de la enfermedad. Sus textos literarios integran antologías nacionales y extranjeras. Su relato “Mi papá alemán” es un libro donde cuenta la historia de familia como una novela a la que hay que tomar ya que es interesante para los hijos de inmigrantes con quienes se tiene historias comunes.
Esta último libro sobre el Coronavirus describe nuevas y pasadas epidemias con testimonios directos y evidencias científicas. Leerlo es un ejercicio de reflexión sobre el pasado y el futuro de la arcaica familia de microbios y humanos de la que somos parte.
Con el estilo del mejor thriller médico y el rigor de una especialista, Mónica Müller convierte “Pandemia…” en un ensayo necesario, ameno y urgente para entender lo que pasó y lo que vendrá.