En el marco del Día Mundial de los Glaciares y a un dia del Día Mundial del Agua, la doctora Marcela Andino, asesora del Departamento General de Irrigación de la Superintendencia de Mendoza, participó en una entrevista con Luis Abrego en el programa Lado A, en Radio Jornada, donde analizó la situación actual del recurso hídrico en Mendoza y las estrategias implementadas para su preservación y distribución eficiente.
Uno de los puntos centrales de la conversación fue el impacto del cambio climático en la disponibilidad del agua. Andino explicó que Mendoza enfrenta sequías más prolongadas e intensas, una problemática que obliga a las autoridades a gestionar el riesgo con una visión preventiva. En este sentido, destacó que el Departamento General de Irrigación ha venido trabajando en la planificación y ordenamiento del recurso, promoviendo la modernización de la legislación hídrica a través del nuevo Código de Aguas.
Un Código para unificar y ordenar la normativa hídrica
Según Andino, Mendoza cuenta con más de 200 leyes relacionadas con el agua, sumadas a regulaciones de nivel nacional y provincial. La necesidad de sistematizar y armonizar estas normativas llevó a la creación del nuevo Código de Aguas, que busca establecer prioridades de uso, reglamentar su administración y garantizar una gestión sostenible del recurso.
Además, el código introduce por primera vez la obligatoriedad de planificar y actualizar cada cinco años las estrategias de manejo del agua. También incorpora disposiciones específicas para sequías e inundaciones, aspectos que hasta ahora no estaban regulados en la provincia.
Preservación de los glaciares y el desafío de la demanda creciente
Otro tema crucial abordado en la entrevista fue la importancia de los glaciares como reserva estratégica de agua dulce. Andino enfatizó la necesidad de preservar estos "tesoros blancos", especialmente en un contexto donde el acceso al agua se vuelve cada vez más desigual a nivel global.
Asimismo, subrayó que Mendoza enfrenta una creciente demanda de agua, no solo por parte del sector agrícola, sino también del uso urbano y recreativo. La expansión de barrios en antiguas zonas rurales ha generado un cambio en el consumo, lo que obliga a una mayor concientización sobre el uso responsable del recurso. Mientras que el agricultor comprende la escasez del agua por su impacto directo en la producción, el usuario urbano, acostumbrado a abrir la canilla sin restricciones, debe adoptar hábitos más sustentables.
Infraestructura y coordinación de políticas públicas
Con la reciente asignación de fondos por el resarcimiento de la obra hidroeléctrica Portezuelo del Viento, Mendoza tiene la oportunidad de ejecutar obras hídricas estratégicas. "Ahora sí hay presupuesto, lo que nos coloca en una doble responsabilidad para gestionar el recurso de la mejor manera posible", afirmó Andino.
En este sentido, destacó la necesidad de articular políticas entre el Departamento General de Irrigación, el Gobierno Provincial y los distintos actores involucrados en la gestión del agua. Un ejemplo de esta coordinación es la incorporación del saneamiento bajo la supervisión de Irrigación, lo que permitirá un control más eficiente de los operadores de agua potable y asegurar inversiones en infraestructura.
Concientización y cultura del agua
Finalmente, Andino enfatizó la importancia de la educación y la concientización sobre el uso del agua. Invitó a la ciudadanía a reflexionar sobre cómo cada persona puede aportar a la conservación del recurso, adoptando prácticas más responsables en la vida cotidiana. "Cada gota cuenta", concluyó, recordando la leyenda del colibrí, que con una pequeña contribución, suma a un esfuerzo colectivo.
Había un incendio en un bosque y el colibrí iba y tiraba una gotita y todos los animales del bosque se reían diciendo, "¿Qué le pasa al colibrí que está loco que lleva de a una gotita en el pico?" Y la moraleja es, cada gota cuenta. Entonces, yo ¿qué hago con mi gota?
La planificación, el ordenamiento y la educación son las claves para asegurar la disponibilidad del agua en Mendoza en las próximas décadas. Con la mirada puesta en el año 2050, la provincia enfrenta el desafío de gestionar un recurso cada vez más escaso en un mundo donde su valor es cada vez más estratégico.