A partir de este lunes se dejará de aplicar en todo el país la vacuna oral Sabin contra la poliomielitis y sólo se utilizará la inyectable tipo Salk, medida que las autoridades sanitarias de la Nación calificaron como “un hecho histórico“, según informó Mirta Roses, titular de la Comisión Nacional de Inmunizaciones.
“Hoy estamos todos muy emocionados al darle la despedida a las gotitas que nos ayudaron terminar con la polio y que usamos en el país en operativos masivos desde el año 1971”, dijo Roses, quien participó del habitual reporte matutino del Ministerio de Salud sobre la situación del coronavirus en el país.
La especialista, quien también es Directora Emérita de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), explicó que de ahora en más se utilizará sólo la vacuna inyectable tipo Salk, más completa que la Sabin y con menos posibilidades de generar complicaciones derivadas del propio virus que se utiliza en su elaboración.
De acuerdo a la resolución 814 del 22 de abril, el Ministerio decidió modificar el esquema de vacunación siguiendo una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El año pasado, según datos de la OMS, en todo el mundo se notificaron 156 casos de polio y en sólo dos países, Afganistán y Pakistán, la enfermedad sigue siendo endémica.
En Argentina, el último caso registrado de poliomielitis fue en 1984, mientras que diez años después, en 1994, la región de las Américas fue la primera en ser declarada libre de la enfermedad.
Se estima, de acuerdo a datos de la OMS, que la vacuna pudo evitar más de 16 millones de casos de parálisis por el virus.
El nuevo esquema anunciado hace una semana por el Ministerio de Salud pasará de la actual oral bivalente (bOPV) más conocida como Sabin, a la vacuna inactivada (IPV) también conocida como Salk y constará de 3 dosis a los 2, 4 y 6 meses de edad y un refuerzo en el ingreso escolar entre los 5 y 6 años.
La vacuna Sabin comenzó a utilizarse en 1971 y la facilidad para su aplicación, el bajo costo y la capacidad para combatir lo que se denomina “virus salvaje” en el estómago, fue lo que permitió llevar adelante operativos masivos y esas fueron, según Roses, la “clave de su éxito”.
La primera vacuna desarrollada contra la poliomielitis, una enfermedad muy contagiosa que no tiene cura y afecta principalmente a los niños, fue presentada oficialmente el 12 de abril de 1955 por el presidente norteamericano Dwight Eisenhower y desarrollada por Jonas Salk. En Argentina, comenzó a aplicarse al año siguiente.
La enfermedad es producida por el poliovirus que se transmite a través de secreciones respiratorios o por la ruta fecal-oral pero como el ser humano es el único reservorio, los casos de polio disminuyeron más de un 99% gracias a la vacuna.
En 1961, Albert Sabin desarrolló la vacuna que, a diferencia de la Salk, además de ser vía oral, es elaborada a partir de “virus vivos”, y esto permite que de la misma manera en que la enfermedad se contagia, la vacuna transmita la inmunización.
En la resolución del Ministerio de Salud de la Nación se explica que la vacuna Sabin, adoptada por la OMS en 1988 para combatir la enfermedad, logró “el objetivo final de erradicar la poliomielitis y controlar brotes, los casos provocados por poliovirus (PV) salvajes han disminuido en más de un 99%, de 350.000 estimados en 1988, a 156 notificados en 2019”.
Sin embargo, aclara que la vacuna tipo Salk resulta más completa para combatir todos las variantes del virus. “La amenaza de reintroducción del virus continúa vigente debido a que todavía no ha sido erradicado y, de tal forma, es posible que ocurran importaciones”, dice el texto de la resolución.