La “profundización” de las “situaciones de racismo y violencia” es, según un estudio realizado por 100 investigadores de todo el país, una de las principales consecuencias de la cuarentena en los pueblos indígenas, que de manera directa se están viendo afectados en sitios como el Gran Resistencia, donde murió de coronavirus un referente qom.
La muerte del músico y miembro fundador del coro Qom Chelaapi, Juan Rescio (67), “es uno de los dramáticos ejemplos de las últimas horas que están afectando a los pueblos indígenas”, dijo Sebastián Valverde, doctor en antropología social y coordinador del “Informe Efectos Socioeconómicos y culturales de la pandemia y el ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio) en pueblos indígenas”.
De la elaboración de este estudio, que relevó la situación de 27 pueblos originarios pertenecientes a las regiones NOA, NEA, Centro y Patagonia, participaron 18 equipos de investigación de ocho universidades nacionales y otras instituciones.
El informe se enmarca en la Comisión de Ciencias Sociales de la Unidad Coronavirus conformada por científicos del Conicet, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Agencia I+D+I.
“La situación de los pueblos originarios frente a esta pandemia es muy compleja y los números certeros de su impacto no los tenemos: lo que ocurre en las comunidades qom del Chaco quizás es un reflejo de cómo vienen trabajando ahí la cuestión indígena, lo que no quiere decir que sean los más afectados”, dijo Ana Carolina Hecht, que dirige uno de los proyectos del estudio.
No obstante, la muerte de Rescia –que previamente había perdido a su esposa por la misma causa- provocó “conmoción y tristeza”, por tratarse además de uno de “los grandes referentes del pueblo qom” y creador del “primer coro indígena”, que “se ha encargado de promover” esta música originaria en el país y el mundo, “trabajando con instrumentos autóctonos y haciendo toda una valoración de la lengua”, agregó esta investigadora del Conicet.
A nivel nacional, las conclusiones preliminares hablan también de “una alarmante caída de ingresos” en los integrantes de pueblos originarios que mayoritariamente habitan espacios con “históricos déficits de infraestructura”, dificultándose tanto la llegada de la asistencia estatal, como la escolarización o el cumplimiento de las medidas de higiene.
“Hay una exacerbación de ciertas prácticas de racismo, discriminación y violencia; asumiendo en algunos casos características sumamente conflictivas y traumáticas”, señaló Valverde.
El investigador aclara que se trata de actitudes “que siempre existieron, pero que ahora se agravan”, porque las situaciones de crisis o emergencia se prestan para “el abuso y las arbitrariedades”, ya sea por parte de “las fuerzas de seguridad, funcionarios de diversos organismos, centros de salud o los agentes económicos”.
Como ejemplos, mencionó un aceleramiento de la tala ilegal de los bosques que constituyen para muchos su medio de subsistencia o el caso de una mujer arbitrariamente detenida cuando estaba haciendo las compras.