El desenlace final fue muy rápido, hasta el punto que tan solo Carlos y la Princesa Ana, que estaban en Escocia, llegaron a tiempo para ver con vida a Isabel II, que murió el jueves por la tarde a una hora no especificada por el Palacio de Buckingham, que tampoco ha dado detalles sobre la causa concreta de su muerte.
Carlos y Ana permanecieron a su lado en los últimos momentos en su lecho de muerte, según revela The Daily Mail. Camilla de Cornualles, que se encontraba en la residencia real de Birkhall, también se unió al reducido grupo que puso despedir a la reina, junto a su asistenta personal Angela Kelly y el personal médico.
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Ni sus hijos Andrés y Eduardo, ni sus nietos Guillermo y Enrique (que se encontraba de paso por Londres tras la inauguración de los Invictus Games en Alemania) pudieron llegar a tiempo. Meghan permaneció en Londres para respetar la intimidad de la familia y Catalina se quedó al cargo de sus tres hijos.
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El príncipe Enrique aterrizó de hecho en Aberdeen veinte minutos después de que el Palacio de Buckingham informara en un comunicado que Isabel II había muerto "apaciblemente" en su residencia veraniega de Balmoral.
Seis horas antes, otro escueto comunicado de Buckingham anunciando que la reina estaba bajo "supervisión médica" y que los médicos estaban "preocupados" por su salud disparó las alarmas como nunca antes durante sus ocasionales recaídas desde octubre del 2021, cuando pasó una noche en un londinense por causas aún no especificadas y con síntomas de fatiga.
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El secretismo de Buckingham, alegando el derecho a la privacidad médica de la reina, desató desde entonces las especulaciones sobre su salud. Isabel II suspendió su agenda oficial durante casi tres meses y limitó al máximo sus apariciones a partir de entonces.
En febrero contrajo el Covid y aunque se recuperó aparentemente, ella misma confesó sentirse "muy cansada" y con problemas de movilidad, apoyada ya casi siempre en su bastón.
Durante las celebraciones del Jubileo de Platino, la Reina de 96 años suspendió también su aparición en la catedral de St. Paul por consejo médico, aunque fue aún capaz de aparecer por partida doble con su familia cercana en el balcón de Buckingham.
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El martes, cuando encargó la formación de Gobierno a la nueva primera ministra, Liz Truss, fue fotografiada con un moratón en la mano derecha, más delgada de lo normal y aparentemente desmejorada desde su llegada al castillo de Balmoral el 21 de julio.
Su círculo cercano asegura haber participado con la reina en paseos por el campo y picnics, como suele hacer en vacaciones, aunque su actividad se había reducido en los últimos días. El miércoles suspendió su encuentro virtual con su consejo privado, y esa fue la última señal del agravamiento de su salud.
Cuando la familia al completo corrió para llegar a tiempo a su lecho en Balmoral y la BBC interrumpió su programación para informar al minuto y en directo sobre la salud de la Reina, el desconsuelo se instaló en millones de británicos en el inicio de la cuenta atrás.