Rusia acusó este martes al Ejército ucraniano de haber bombardeado por segunda vez en dos días una central nuclear del sur de Ucrania controlada por fuerzas rusas, pese a pedidos del organismo de control nuclear de la ONU (OIEA) de poner fin a los ataques a la planta.
"El régimen en Kiev continúa sus provocaciones que implican el peligro de una catástrofe tecnológica en la planta nuclear de Zaporiyia", dijo el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
"En la jornada del 21 de noviembre, la artillería ucraniana lanzó ocho proyectiles de gran calibre hacia la zona industrial de la central", ubicada en la provincia ucraniana de Zaporiyia, agregó la nota, informó la agencia de noticias rusa Sputnik.
"La situación de radiación en la central nuclear sigue siendo normal", aseguró el comunicado.
El pasado domingo, el Kremlin había denunciado que los militares ucranianos dispararon más de 20 proyectiles de artillería de gran calibre contra el territorio de la planta nuclear que ha sido objeto de numerosos bombardeos de los que se culpan Moscú y Kiev.
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, dijo que los ataques tienen que "parar inmediatamente", antes de que un grupo de expertos inspeccionara la central y dijera que no había sufrido daños graves.
El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, reiteró que los continuos ataques ucranianos a la planta "son acciones que ponen en peligro la seguridad de vastos territorios, seguridad nuclear, ecológica y de otra índole" e insistió en que mantendrá el diálogo con el OIEA acerca de la situación.
Los seis reactores de la planta están apagados, para minimizar el riesgo de su exposición al conflicto armado en curso.
Ucrania niega estar detrás de los bombardeos, y dice que es el Ejército ruso el que ataca la planta que él mismo controla.
Paralelamente, investigadores ucranianos informaron la detención por "traición" de un encargado de los centros de detención provisionales rusos en la ciudad de Jerson, en el sur de Ucrania, que el 11 de noviembre fue recuperada por Kiev tras pasar más de ocho meses ocupada por las tropas rusas.
"En los primeros días de la ocupación de Jerson, este empleado de un centro de detención trabajó para los invasores (...) como responsable de centros de detención provisional y de lugares de ejecución de las penas", indicó la Oficina Estatal de Investigación de Ucrania (SBI) en un comunicado.
Según la SBI, el empleado "permitió la fuga de criminales presos justo antes de la liberación de Jerson".
La Fiscalía general de Ucrania anunció que encontró cuatro "centros de tortura" que fueron utilizados por los rusos en Jerson antes de su retirada.
En tanto, los servicios de seguridad ucranianos (SBU) anunciaron en un comunicado que registraron este martes el principal monasterio de la capital Kiev, lugar de residencia del primado de la Iglesia ortodoxa ucraniana y sospechoso de vínculos con Rusia.
El SBU "lleva a cabo medidas de contraespionaje" en el sitio de la Laure des Grottes de Kiev "para contrarrestar las actividades subversivas de los servicios especiales rusos en Ucrania", indicó el organismo de seguridad en Telegram, precisando que este registro se llevaba a cabo "junto con la Policía Nacional y la Guardia Nacional".
Situado al sur del centro de la capital ucraniana, el Laure des Grottes de Kiev, construido a mediados del siglo XI, es el monasterio más antiguo de Ucrania. Está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1990 .
Ucrania es un punto central para la Iglesia ortodoxa rusa y algunos de los monasterios más importantes se encuentran en ese país.
En Alemania, en tanto, el presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Christoph Heusgen, dijo que las autoridades rusas no fueron invitadas al evento que se celebrará del 17 al 19 de febrero de 2023 en la capital del estado alemán de Baviera.
"Los funcionarios rusos no están invitados a la conferencia. No les daremos una plataforma para su propaganda. Queremos debatir el futuro de Rusia con los líderes de la oposición y los exiliados: sus voces deben ser escuchadas y amplificadas", escribió Heusgen en su cuenta de Twitter.
A la última Conferencia de Seguridad de Múnich, celebrada del 18 al 20 de febrero de 2022, las autoridades de Rusia se negaron a asistir, porque, según explicó la Cancillería rusa, el evento con los años se ha ido transformado en "un foro transatlántico", perdiendo su carácter de inclusivo y su imparcialidad.
La Conferencia de Seguridad de Múnich se celebra anualmente en febrero desde 1963.
El foro reúne a líderes mundiales, políticos y expertos para debatir las cuestiones relevantes de la política internacional.