El mendocino que llegó a España hace más de dos décadas y hoy es uno de los principales promotores del vino gallego
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El mendocino que llegó a España hace más de dos décadas y hoy es uno de los principales promotores del vino gallego

Llegó sin papeles y hoy es un sommelier de éxito. Nació en San Rafael, emigró y se ha convertido en un divulgador de la vitivinicultura.

Redacción
11/11/2024 20:22

«Yo era el hijo de la Nora en mi barrio humilde y nunca me imaginé que me podría pasar todo lo que me ha pasado». Daniel Marín Caballero nació en la provincia argentina de Mendoza en 1979, llegó a España sin papeles y, tras mucho esfuerzo, se ha convertido en un sommelier de éxito. «El vino me salvó la vida», resume.

Su historia comienza en la ciudad de San Rafael, a los pies de los Andes. Su bisabuela vivía en las montañas, muy cerca de donde se estrelló el avión de un equipo uruguayo de rugby en 1972, un suceso que ha protagonizado varios libros y películas. La provincia de Mendoza se llenó de emigrantes de distintos países europeos que llevaron al lugar la producción de vino. De hecho, esta zona es la que tiene el mayor viñedo de América. Sin embargo, Daniel Marín no podía imaginar que su vida acabaría tan íntimamente ligada a ese mundo.

El mayor de seis hermanos, sus padres se separaron cuando él tenía 8 años y pronto tuvo que empezar a trabajar. Comenzó en una farmacia haciendo reparto a domicilio y ayudando con distintas tareas. Ahí ya se empezó a ver su proactividad. «Pensé que si tenía que limpiar las estanterías todos los días de mi vida, me iba a leer cada día un medicamento y en un año ya me sabía cien de memoria», explica Marín, que a los 16 ya estaba atendiendo a los clientes.

Los primeros años, con bodegueros y viticultores gallegos

Quería conocer mundo: «En Argentina hay muchas historias de inmigrantes, todo el mundo te cuenta de dónde vino y a mí me fascinan los libros de viajes». Pensó en irse a Estados Unidos, pero el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York estaba muy reciente y le exigían mucho papeleo y muchos gastos. Finalmente se fue a Gran Canaria, donde tuvo su primer contacto con el sector de la hostelería. Llegó sin papeles, pero no tardó en encontrar trabajo como ayudante en un lujoso hotel. «Era fascinante. Tenía cocina francesa, italiana, japonesa… Yo pensaba: «Está todo el mundo aquí». Todo era elegante, respetuoso y tuve claro que quería dedicarme a esto».

Sin embargo, «no dejaba de ser una isla y yo quería más», dice Marín. Así que se fue a Marbella, donde empezó a trabajar también como ayudante en un prestigioso restaurante, por donde vio pasar a muchas celebridades. El dueño, según cuenta, era muy severo, pero le ayudó a conseguir los papeles. Marín siguió demostrando su proactividad: «Me llevaba la carta de vinos a casa para estudiarla. Y, como tenía que entender de pescado, me iba por la mañana al puerto de Marbella. Me di cuenta de que la gente estaba súper formada», relata. Decidió apuntarse a todos los cursos posibles y en el restaurante se fascinó por el trabajo de los sumilleres. «Cuando terminaba lo mío rápido, iba y abría las cajas con los destornilladores, las acomodaba y, como tenía mucha capacidad para recordar los nombres, les ayudaba. Entonces vieron que era bueno, me pusieron como su ayudante y empecé a ganarme el puesto», cuenta.

Entre sus tareas estuvo la de viajar por toda España para conocer diversos productos. Así fue como visitó Galicia, donde se citó con Rafael Palacios y Emilio Rojo, referentes indiscutibles de la vitivinicultura en Ourense. Además, conoció a su mujer. Acabó regresando a Galicia y un día fue a comer con ella al restaurante Galileo, que entonces gestionaba Flavio Morganti en O Pereiro de Aguiar. Morganti quiso contratarlo y así fue como se estableció definitivamente en la provincia ourensana. Empezó a trabajar como sumiller allí y más tarde pasó al restaurante Nova, en la capital.

«A mí lo que me gusta del vino es contar historias. Cuando doy charlas o cursos, me preguntan cómo comunicar y yo digo: «Tan solo hay que mirar alrededor. Si estás en un bosque gallego, ¿qué sientes, qué ves? Madera, castaño, granito, agua, niebla, el olor a la lluvia… El vino es paisaje, es naturaleza»». Plenamente asentado en Ourense, donde vino y naturaleza no faltan, no piensa en marcharse de allí, afirma.

Actualmente, Marín trabaja para Xadigal, una empresa ourensana que ayuda a los pequeños productores a comercializar sus vinos. Los venden en su web y ayudan a las bodegas incluso a rediseñar sus etiquetas. «Los proyectamos por toda España. Hay gente con mucho talento haciendo las cosas muy bien en el ámbito rural, pero que no tiene tiempo para todo esto», explica.

Otra de sus pasiones, el ciclismo

Bajo el amparo de Xadigal, Marín ha puesto en marcha un nuevo proyecto, la edición de un libro y la grabación de un documental que combinan enoturismo y ciclismo. Siempre fue un amante de la bicicleta —incluso compitió y ganó pruebas en Mendoza— y se le ocurrió la idea de hacer rutas para visitar recursos clave de la vitivinicultura en Ourense. Además de mostrar la riqueza turística de la provincia, el proyecto prevé paradas en bodegas y viñedos, donde el sumiller se encuentra con productores, restauradores o viticultores. Incluso está prevista la participación del exciclista gallego Ezequiel Mosquera. Todo ese material servirá después para vender los vinos ourensanos en todo el mundo.

¿QUIÉN ES?
Daniel Marín Caballero nació en Mendoza, Argentina, en 1979 y emigró a España en 2002.

¿QUÉ HACE?
Es un experto en vinos que ha trabajado en diversas responsabilidades dentro del sector de la hostelería en Canarias y Marbella antes de establecerse en Ourense. Actualmente, trabaja para una empresa que ayuda a comercializar vinos gallegos. Su último proyecto es un documental que combina enoturismo y ciclismo. (Fuente: La voz de Ourense)