Daniel Marín emigró de su San Rafael natal hace más de una década y se ha consolidado como uno de los profesionales referentes de la gastronomía gallega. Aca de presentar los vinos que los hermanos Durigutti hacen en Galicia.
Xadigal es más que una tienda de productos gourmet, es un espacio en el que descubrir pequeñas partes de la gastronomía y la viticultura de Galicia. El local abrió sus puertas en el 2018 con la intención de acercar a los clientes de la ciudad las mejores opciones de conservas y de vinos; pero también con el claro objetivo de convertirse en un lugar en el que descubrir en profundidad las distintas variedades de uva y de bodegas que ofrece la provincia de Ourense. La primera de las premisas se mantuvo a flote, pero la pandemia influyó de lleno en la segunda. Las ganas de organizar actividades vitivinícolas como catas o presentaciones quedaron completamente congeladas por el covid.
Ahora Xadigal, en la calle Salvador de Madariaga del barrio de O Couto, recupera sus iniciativas presenciales. Serán cada viernes y de la mano del sumiller Dani Marín, cuya trayectoria profesional lo liga a restaurantes como el Galileo o el galardonado con una estrella Michelin, Nova. «Nuestras catas tienen un punto especial porque entre nuestras prioridades está que sean citas divertidas, en las que los asistentes disfruten de un paseo imaginario, de un viaje a través de los distintos lugares en los que se cosecha el vino que están probando», dice Dani.
Este viernes comenzaron las propuestas, con la presentación de una bodega de O Ribeiro. Se trata de Castrelo das Pedras 1836, de los empresarios argentinos Héctor y Pablo Durigutti. «Hacemos vino en Mendoza (Argentina) desde hace veinte años, pero en el 2014 conocí Galicia y sus caldos y me enamoré», explica Héctor. Ahí comenzó la aventura, varios años después de ir y venir de un país a otro con el fin de adentrarse en la viticultura de la zona. El lugar escogido para emprender fue la aldea de As Bouzas y en el 2017 sacaron su primera añada del vino Raíces del Miño.
Fuente La Voz de Galicia
