El Gobierno de Javier Milei se encuentra al frente de una ambiciosa agenda de desregulación aduanera, con el objetivo de simplificar y optimizar los procesos de comercio exterior en Argentina.
Este plan, presentado por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, busca eliminar la burocracia que ha caracterizado a la actividad aduanera y reducir significativamente los costos asociados a la importación y exportación de bienes.
Durante declaraciones recientes, Sturzenegger anticipó que los cambios se centrarán en eliminar normativas que actualmente dificultan el comercio exterior. “La nueva medida implicará una disminución en los gastos para el que importa y una mejora en los precios para el que exporta”, señaló. Una de las primeras disposiciones en consideración es la eliminación de la norma que permite a las cámaras sectoriales actuar como veedoras en los despachos de importación.
Esta medida ha sido solicitada por la Cámara de Importadores (CIRA), que argumenta que la participación de estas organizaciones provoca demoras innecesarias y permite un acceso no autorizado a información sensible.
Los Cambios más importantes de la desregulación aduanera
Desde CIRA han manifestado que esta intervención no solo incumple las normativas de confidencialidad, sino que también representa una amenaza a la competencia leal en el mercado. En este sentido, un despachante de aduanas destacó que aunque la intervención es poco frecuente, su ocurrencia genera complicaciones en el proceso de importación.
Otro cambio significativo que se plantea es la eliminación de la emblemática estampilla de importación. Esta exigencia, en vigor desde fines de los años 70, consiste en colocar una etiqueta especial en ciertos productos importados, que ha sido objeto de críticas por su obsolescencia y su costo adicional para los importadores.
La estampilla, de color verde y que lleva la inscripción "AFIP" y "Importación", se ha vuelto un símbolo de la burocracia aduanera: los importadores deben solicitar las etiquetas a la división de estampillas fiscales de la Aduana, colocarlas en los productos y esperar la inspección correspondiente.
El sector importador ha argumentado que este proceso es innecesario y engorroso, destacando que a nivel mundial no existe un mecanismo similar. Además, el procedimiento de desprender productos de su embalaje original para su estampillado conlleva riesgos de rotura y robo cuando se vuelven a empaquetar.
Las iniciativas de desregulación se complementarán con una significativa reducción de aranceles para aproximadamente 90 productos, un anuncio que el ministro de Economía, Luis Caputo, ya ha realizado y que se espera sea formalizado en el Boletín Oficial. Junto con esto, se prevé la eliminación de varios reglamentos técnicos que obligan a los importadores a cumplir con certificaciones adicionales, estableciendo así que una certificación internacional será suficiente para la entrada de determinados productos al país.
¿Cambia el sistema SEDI?
Un aspecto que también está bajo revisión es el Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI), que reemplazó a las controversiales SIRA. La implementación de SEDI requiere que los importadores hagan declaraciones juradas sobre sus actividades, lo que ha sido criticado por su complejidad y burocracia. Muchos en el sector privado consideran que este sistema carece de sentido, ya que implica la carga de información redundante que la AFIP ha manejado por años, y no refleja las normas que generalmente se aplican en otras partes del mundo.
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