El ex ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que el Gobierno de Javier Milei ha llevado a cabo la dolarización de la economía y considera que esta medida constituye el único plan en marcha.
En sus declaraciones, Guzmán destacó la emisión del bono Bopreal como una operación clave para transformar los pasivos remunerados del Banco Central de pesos a dólares, formando parte de un esquema más amplio que define la dirección del Gobierno.
El economista alertó sobre las consecuencias inéditas de esta estrategia, subrayando que la emisión de deuda en dólares por parte del Banco Central podría poner en riesgo su solidez. En este contexto, resaltó la novedosa situación de que, por primera vez, exista deuda en dólares por parte de la institución, planteando la pregunta crucial de qué sucedería si el Banco Central no dispone de los dólares necesarios para afrontar sus compromisos.
El economista expresó su preocupación acerca de la transformación en curso de la relación entre los pasivos en pesos y los dólares en posesión del Banco Central, advirtiendo que esta evolución facilita la posibilidad de una dolarización sin necesidad de un cambio brusco en la tasa de cambio. Además subrayó que, aunque esta opción puede resultar tentadora para el Gobierno, conlleva un costo significativo para el futuro del país.
En relación con la inflación, Guzmán anticipó una posible disminución en enero debido a la depreciación del peso, pero advirtió que el piso de la inflación mensual podría equipararse a las tasas más elevadas de los últimos meses del Gobierno anterior, superando el 10%. También analizó la reducción del déficit como una medida que, al enfrentar el conflicto distributivo, podría generar presiones inflacionarias y apreciar el tipo de cambio real oficial.
Guzmán criticó la situación económica actual, señalando una crisis tanto en la inflación como en el poder adquisitivo de los ingresos. Adelantó que la dolarización podría desencadenar una crisis en el sistema productivo, con desempleo y falta de ingresos para muchos, planteando interrogantes sobre la viabilidad de un país competitivo cuya moneda sea determinada por Estados Unidos.
Finalmente, el ex ministro reconoció la dificultad de mantener un programa económico coherente durante la gestión de Alberto Fernández, de la cual formó parte, y subrayó que la actual falta de consenso en la oposición permite al Gobierno avanzar en su enfoque actual, aunque a costa de dividir aún más a la sociedad argentina.