Informe Anual Vitivinícola de Supervielle: ¿qué pasó en la industria en un escenario de incertidumbre?
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Informe Anual Vitivinícola de Supervielle: ¿qué pasó en la industria en un escenario de incertidumbre?

Por sexto año consecutivo el Banco Supervielle a través de su División Vinos presento la evolución y perspectivas de la vitivinicultura argentina con un recorrido mundial y nacional junto a un repaso de la situación de las empresas del sector frente a un escenario de gran incertidumbre.
Redacción
07/07/2021 19:12
Presentación online

Consecuencia de la pandemia mundial el consumo total de vinos cayó un 3%, una variación similar a la caída de comercio y se corresponde con la disminución del producto bruto mundial. Si el comportamiento es similar en 2021 debería esperar un rebote dadas las proyecciones que hacen los principales organismos y consultoras sobre la evolución de la actividad económica global. En este contexto los vinos argentinos tuvieron un comportamiento muy bueno en sus principales mercados lo cual está en línea con lo sucedido en los últimos tres años después de la devaluación de 2018. Este panorama auspicioso en materia exportadora contrasta con una caída de facturación en el mercado interno donde crecieron los despachos de vino, pero tuvieron una fuerte caída sus precios frente a la inflación. También se analizó la situación del sector productor de uvas que mostró un crecimiento en el volumen en relación al año anterior con un sustancial aumento de los precios de la materia prima. La explicación es la fuerte escasez que tiene hoy el mercado luego de la disminución de stocks por el fuerte envío de vinos al exterior, en especial a granel.


Una inflación de más del 35% promedio anual en la última década y con una proyección por encima del 45% para este año se genera una enorme volatilidad de los precios relativos lo cual impacta muy negativamente en un sector cuyas decisiones son principalmente de largo plazo. Así, varios precios relativos se ven influidos como el salario real, las tarifas de servicios públicos, el tipo de cambio o la tasa de interés. Todos muy decisivos en las decisiones.

En cuanto al salario real, de gran significación en la vitivinicultura, en los últimos años ha tenido un fuerte deterioro en relación a la inflación lo cual afecta negativamente la demanda interna de vinos, pero reduce los costos de producción, especialmente si se miden en dólares en el caso de los exportadores. En cuanto al tipo de cambio, el informe indica que el valor actual es algo más de un 30% en valores reales comparados con los cinco años anteriores a la devaluación de 2018, lo cual impulsó la exportación pero que en los años de gran expansión exportadora el tipo de cambio promedio fue un 50% superior al actual.

Como se ve, hoy es rentable exportar, pero cuando se mira el largo plazo se advierte una gran volatilidad de esta variable y dificulta la proyección de largo plazo de los inversores. A todo este panorama se agregan otros efectos de alto impacto. El nivel de préstamos financieros al sector privado ha caído un 12% en el último año y si se compara internacionalmente nuestro país tiene sólo un 14% de crédito en relación al PBI mientras que los principales competidores internacionales van desde un 66% en Sudáfrica hasta 186% en Estados Unidos.

Claramente, un país dominado por la inflación y la incertidumbre no crea condiciones para el ahorro en moneda nacional lo que dificulta la expansión del crédito. Por último, la gran influencia y pérdida de competitividad originada en la elevada carga impositiva que supera el 45% de las ventas del sector, proporción notablemente mayor a competidores del mundo. Sólo como ejemplo está Chile con una carga impositiva de la mitad que la argentina. Los últimos años han visto así un descenso de la rentabilidad de las empresas.

Una muestra de cuarenta bodegas de la División Vinos del Banco Supervielle permite calcular la fuerte caída que tuvo el margen de EBITDA que pasó de casi el 19% en 2016 al 10% en 2020, menos de la mitad del que obtienen empresas similares en otros lugares del mundo. Y no fue mayor la caída por la influencia positiva que tuvo la exportación. Los impactos fueron claramente una menor inversión que impacta en la competitividad de largo plazo. Este panorama, negativo por cierto en el corto plazo, muestras buenas perspectivas hacia delante, aunque claramente los esfuerzos de gestión deberán ser considerables. El informe concluye con un repaso de ocho grandes tendencias en las que las empresas del sector deberán trabajar para encontrar espacios de mayor rentabilidad y menor riesgo para enfrentar una competencia mundial signada por la alta rivalidad competitiva