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“No tengo más para darte”: los dos complejos problemas que habían complicado a leyendas del ajedrez y Faustino Oro resolvió en tiempo récord

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“No tengo más para darte”: los dos complejos problemas que habían complicado a leyendas del ajedrez y Faustino Oro resolvió en tiempo récord

En 2023, el Messi de la disciplina descifró dos complicados finales en 4 y 9 minutos. El chileno Iván Morovic, testigo principal de las anécdotas

Redacción
08/04/2024 08:59
El chico ya es considerado como el "Messi del ajedrez"
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El frondoso historial del milenario juego no sólo se compone de las trascendentales citas o duelos entre sus grandes figuras, la recopilación de sus partidas o las historias de vida de sus personajes. A los aficionados, también, los atrae la construcción de relatos breves; los hechos curiosos y pocos conocidos convertidos luego en ingeniosas e hilarantes anécdotas. Algunas, incluso, no sólo superaron la deformación con el paso del tiempo, sino que además se reinventaron; incluyeron nuevos actores y sin perder su esencia.

Hay dos historias en particular que las une un mismo protagonista: el prodigio argentino Faustino Oro, el niño ajedrecista de 10 años, poseedor de un talento sobrenatural -como aseguran los expertos- que, en un abrir y cerrar de ojos, descifró la “composición de dos finales” inescrutables para figuras como Karpov, Najdorf o Kasparov, y obviamente, para la mayoría de los mortales.

Una y otra historia están vinculadas con los compositores de ajedrez; el universo del juego no sólo les pertenece a los ajedrecistas, entrenadores o analistas. Los compositores son los encargados del armado de posiciones sesgadas que dan lugar a “problemas” o “finales”. En la jerga se llama problema cuando el ejercicio termina en jaque mate (las blancas o negras dan mate en tantas jugadas) y es un final cuando uno de los bandos en desventaja (blanco/negro) consigue remontar la posición o consigue tablas (empate). Las composiciones surgieron casi con el descubrimiento del ajedrez; los mejores trabajos son reconocidos y publicados en el manual FIDE Albums. En Argentina, desde hace más de 50 años, existe “La peña del jaque mate”; sus integrantes se reúnen mensualmente e intercambian sus ideas. Los salones del Club Argentino de Ajedrez, la entidad decana en el país, no sólo ha sido el lugar de estos encuentros, también allí nacieron varias de las mejores anécdotas. Y su estrella rutilante, siempre El Viejo Najdorf.

El que nos cautiva con el relato es Iván Morovic, el primer gran maestro y el mejor en el historial del ajedrez chileno. Desde su Academia Chess Center, en Viña del Mar, conversó con Infobae: “En los años ochenta viajaba a Buenos Aires a jugar torneos; había mucha actividad y una euforia muy fuerte con el ajedrez. Recuerdo que el Club Argentino permanecía abierto hasta la 3 de la mañana por lo que pasábamos momentos inolvidables jugando y riéndonos hasta muy tarde”, aseguró el maestro que fue analista de Karpov y Korchnoi, N°1 de Sudamérica en los años noventa y entrenó junto a los campeones mundiales Anand y Topalov. Y agregó: “Una noche estaba junto a 5 o 6 maestros, entre ellos el ex campeón mundial Marcelo Tempone, cuando de pronto se nos presentó Don Miguel Najdorf; un ser excepcional, carismático y un verdadero apasionado del juego. Casi sin presentación, nos miró y dijo ‘si antes de que cierre el club alguno de ustedes me resuelve este problema, le regalo mil dólares’. El Viejo lanzó su característica carcajada y se marchó sin decir palabras”.

La posición -con 4 piezas blancas y 3 negras- se trata de un estudio creado en 1958 por el maestro el ruso Dmitry Petrov (1909-1987). Las blancas tienen el turno de jugar, y tras una secuencia única de jugadas consiguen ganar. DIAGRAMA 1

“Lo que sucedió a continuación fue un caos”, dijo risueñamente Iván Morovic, vencedor del Magistral Najdorf en 1997. Y continuó: “Volaban manos por todos lados poniendo y sacando las piezas a una velocidad increíble. Pero todos los cálculos eran incorrectos. Cerca de las 3 de la mañana regresó Najdorf a la sala, y otra vez nos enfrentó. ‘¿Y muchachos?’, nos dijo con picardía, y el silencio fue la respuesta. Najdorf se divertía mucho con nosotros, sabía que cada vez estábamos más cerca de ganarle y por eso él disfrutaba cuando nos ponía en dificultades con una jugada nueva o un problema. Pero él siempre encontraba la manera de mantenernos atentos y alegres, así que nos miró y como premio consuelo nos dijo: ‘Bueno no pasa nada; no pagaré mil dólares, pero los invito a todos a cenar’. La alegría nos condujo a todos hasta la salida. Recuerdo que conservé ese recorte y luego, en mi casa, con tranquilidad encontré la solución, pero me demandó algunas horas”.

A continuación, la secuencia de jugadas que permiten descifrar el enigma: 1.Td8 a2 2.Axa2 Tf4+ 3.Re3 Ta4 4. Ab3 Tb4 5.Td4+ Txd4 6.Ae7 (la jugada clave que deja a la torre negra sin casillas) Tf4 7.Ae6+ Rg3 8.Ad6+ y las blancas ganan.

Esto pudo ser el final de la primera historia, pero el porfiado destino se atrevió a reinventarse; es que Iván Morovic y el maestro internacional argentino Jorge Rosito cultivan una amistad más allá del tablero; al comienzo como ajedrecistas y más tarde, como entrenadores. Ambos suelen intercambiar planes de estudios en el trabajo con alumnos.

“Un día, Jorge me habló de Faustino Oro, y me contó con asombro sobre su capacidad veloz para resolver problemas y finales. Así que vino a mi memoria esa noche en el Club Argentino, le conté la anécdota y le envié el diagrama”, dijo el maestro chileno que fue 3° en el Mundial Juvenil Dortmund 1980, detrás de Kasparov y Short, con los que empató ambas partidas.

Ahora, Jorge Rosito tomará la posta y reciclará la vieja anécdota con un nuevo final. “En septiembre de 2020, un mes antes de que Fausti cumpliera 7 años, comencé a trabajar con él. Las clases son divertidas, él es muy inocente y espontáneo; se comporta como tal, como un niño. Es muy competitivo y le encantan los desafíos. Un día, en una clase, en noviembre de 2023, a Fausti con 10 años le conté la historia detrás del problema de Petrov. Lo que había sucedido esa noche en el Club Argentino y la apuesta de Najdorf. Él me escuchó atentamente y cuando vio la posición en la pantalla, se paralizó; alrededor de un minuto se mantuvo en silencio. Observó, pensó y ejecutó la primera jugada Torre d8, y enseguida la segunda, Alfil por peón. A partir de allí fueron otros tres minutos de movimientos precisos siguiendo la secuencia correcta. ¡Había resuelto el final en 4 minutos! En mi página de Facebook está el video con la clase grabada en vivo. No lo podía creer. Después de la clase lo llamé a Morovic y le conté lo sucedido. No le encontramos explicación. Creo que los dos nos conformamos sintiendo que eran cosas que a veces pueden suceder. Pero nos equivocamos; un mes después Faustino actuó como si un genio hubiera salido de una lámpara”, remató con emoción el entrenador argentino.

La otra anécdota también está vinculada con Iván Morovic, que pasó la mayor parte de su carrera en el extranjero; a los 15 años cruzó Los Andes y llegó a Buenos Aires para jugar la Olimpíada de Ajedrez de 1978; en la actualidad es el ajedrecista chileno con mayor participación en esas competencias: en 13 ocasiones. En 2004 conoció y entrenó con el economista y matemático Mark Dvoretski (1947-2016), el mejor entrenador soviético; referente de la Escuela Soviética de Mikhail Botvinnik, profesor y entrenador de Kasparov, Anand, Topalov, Yusupov y Dolmatov, entre muchos más.

“Después del Mundial de Libia conocí a Dvoretsky y comencé a trabajar con él, para eso tuve que mudarme a Moscú. Hicimos una gran amistad, el aprendizaje fue muy bueno y él me proveyó de mucho material que hoy utilizo en mi academia con mis alumnos. Nuestras clases eran muy intensas, pero también había tiempo para las anécdotas. Recuerdo que un día me enseñó un “final” creado en 2001 por el holandés Harold van der Heijden. Muy complejo, muy difícil de encontrar la solución. Esa tarde me dijo que ni Karpov y Kasparov podían resolverlo. No hay mortal que pueda hacerlo. Yo no sé si se refería a que ellos (Karpov y Kasparov) ya lo habían intentado o Mark estaba tan seguro que nadie podría descifrarlo. Como una de las tantas cosas que conservo de él, guardé el diagrama en una carpeta destinada para los ejercicios con mis alumnos”, contó casi sin pausas Iván Morovic, papá de seis hijos, desde su departamento frente al hipódromo de Viña del Mar. Y, casi, sin necesidad de consulta, el maestro chileno asoció las dos historias.

“Si bien en noviembre no me había sorprendido tanto que Faustino Oro hubiera resuelto el problema de Petrov, pero sí que lo hubiera hecho en tan poco tiempo, recuerdo que a principios de diciembre en una charla con Jorge (Rosito), le conté esa anécdota con Dvoretsky de hace casi 20 años. Le dije que yo conservaba ese ‘final’ y que podía ser interesante para estimular con nuevos desafíos a Faustino. Lo que pasó después, mejor que te lo cuente Jorge, porque a mí me dejó sin palabras”.

El final creado por Heijden se trata de una posición desigual, el blanco tiene sólo dos peones (uno próximo a coronar), pero el negro cuenta con un caballo y una torre. Cada bando tiene tres piezas contando los reyes, obviamente.

“Antes de mostrarle el final a Fausti, yo intenté resolverlo y en verdad no pude. Había muchas jugadas ilógicas”, dice el maestro marplatense. Es que en el ajedrez, a diferencia de otros juegos, no está permitido “pasar” y a su turno cada jugador, debe realizar un movimiento, y allí surge la posición de zugzwang. Caer en zugzwang significa que cualquier movimiento que se realice será malo (pierde). Los expertos conocen estos esquemas y los utilizan como celadas para sus rivales.

Dos de los mejores exponentes del ajedrez mundial

“Ese día de diciembre Faustino se concentró y falló en los dos primeros intentos. Luego, al tercero, descubrió enseguida de qué se trataba: ¡de eludir el zugzwang! ¡Le demandó 9 minutos, lo tengo grabado! Sólo encontró el camino. Yo no podía creer lo que veía, sólo le dije ‘cómo lo hiciste’. Y me contestó. Y… No sé, me pareció que por acá era el camino (risas). Otra vez al final de la clase volví a llamar a Morovic, yo todavía estaba conmovido, y le conté lo que me había pasado; pero él se quedó mudo. Sólo me dijo ‘si ya resolvió esto, no tengo más nada para darte’”.

La resolución del final. Hay que ser un experto para comprender cada movimiento. 1.h7 Ta2+ 2.Rb3 Th2 3.Rxa4 Rg2 4.Rb4 Rf3 5.a4 Re4 6.a5 Rd5 7.Rb5 Tb2+ 8.Ra6 Tb8 9.Ra7 Th8 10. Rb6 Tx7 11.a6 y tablas.

-Iván, ¿qué futuro le imaginas a Faustino Oro?.

-Yo he visto a muchos talentos en mi carrera; Kasparov y Short tienen mi edad y participamos en muchas competencias juntos. Es evidente que tiene un enorme talento, pero Faustino es el más destacado a su edad. Reúne condiciones formidables, le gusta entrenar y sus padres están a su lado. Mi deseo es que llegue a lo más alto, y no tengo dudas de que llegará.

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