En la temporada regular de la Primera Nacional parecía que San Martín de Tucumán no tendría problemas en su afán - como todos - de ascender a la primera división del fútbol argentino.
La campaña del "ciruja" en la zona A ofrecía cifras contundentes: 38 partidos disputados, 24 victorias, 9 y apenas 5 reveses.
A esto hay que sumarle 43 tantos a favor y 18 en contra, por lo que tuvo la mayor diferencia positiva de goles: 25.
El equipo conducido por Diego Flores, de recordado paso por Godoy Cruz, había mantenido una regularidad notable en una de las ligas más difíciles del continente debido a los viajes y a la extensión del territorio argentino.
Inclusive, cuando Aldosivi quedó primero en la zona B por diferencia de goles, se suponía que la final en el "Gigante de Arroyito" ya tenía dueño. Es más, alrededor de 25.000 hinchas llevaron los tucumanos a Rosario, contra cerca de 9.000 simpatizantes arribados desde Mar del Plata.
Y la historia sabemos cómo terminó: triunfo claro y merecido del "Tiburón", por 2-0, ante un adversario con pocas ideas y demasiados centros a cargar; en síntesis: orfandad de recursos y ausencia de variantes dentro del campo de juego.
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Ya en cuartos de final, el albirrojo recuperó su estabilidad colectiva y logró pegar justo en su visita a la "isla Maciel", donde San Telmo lo esperaba. En ese duelo, parejo y sin grandes diferencias de performances en la cancha, los norteños sacaron dos goles de ventaja y el "candombero" logró descontar al final. Ese 2-1 prácticamente selló la serie, porque la revancha fue en "la Ciudadela" y el 2-0 para el dueño de casa permitió el pase a las semifinales.
La ventaja deportiva sigue en poder tucumano, pero en el caso de Gimnasia y Esgrima eso no significa tanto.
El Lobo pasó un durísimo octavos de final ante Estudiantes de Caseros, donde definió en casa, y luego se mentalizó para el dificilísimo lance frente a Deportivo Madryn, una de las sorpresas del certamen.
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Y allí se vio cómo el "mensana" se halla psicológicamente fuerte y con mentalidad ganadora; todo un plus en instancias de "mata mata".
Ante el "aurinegro", la desventaja inicial a pocos minutos del comienzo en el "Legrotaglie" permitió que se desplegara un juego de equipo compacto y en todas sus líneas simultáneamente.
Así, la defensa achicó espacios hacia delante, los laterales trabajaron en función defensiva/ofensiva, el mediocampo sentó presencia sobre campo rival y los atacantes se vieron acompañados por el desdoblamiento colectivo en ataque.
El 3-1 final fue uno de los resultados más importantes que consiguió el "blanquinegro" en mucho tiempo a esta parte.
De esta manera. la caída por la mínima en el "Abel Sastre" chubutense le abrió nuevamente paso a la ilusión porque el pase se quedó en el Parque.
El desahogo de los hinchas se potenció no solo durante y después del encuentro, sino que dura hasta estos días.
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Gimnasia se siente en ganador y con la autoestima por las nubes, sin que esto signifique desvalorizar la potencialidad futbolística del rival.
Sucede que pocos equipos en la divisional cuentan con variantes de ataque a partir del poder ofensivo que demuestran Nazareno Solis, Luis Silba y Nicolás Romano, acompañados por el desdoblamiento de los volantes y cómo va achicando espacios la defensa avanzando metros y cercando a los posibles receptores de pase adversarios.
El mensaje del entrenador Ezequiel Medrán es claro: posesión de pelota, lateralizar para abrir espacios, cobertura de ambos extremos de la cancha y avance combinado hacia zona de definición del oponente, sin recurrir a un pelotazo de destino incierto o un remate de larga distancia para evitar que la defensa oponente pueda recuperar el esférico.
Este próximo lunes por la noche, el "Legrotaglie" va a ser una caldera en el sentido positivo del término.
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El club que preside Fernando Porretta está cada más cerca del objetivo, tanto en el plano deportivo como en el institucional.
A San Martín de Tucumán se lo respeta, pero no se le teme.
Ganar y, si es posible por más de un gol, implicaría llegar a la revancha con un envión anímico en modo premium.
Gimnasia y Esgrima sigue creciendo, en todo sentido.
Su gente lo palpita y sabe que nada es imposible.
El espíritu del "viejo lobo" está presente otra vez.