Como en los viejos tiempos España se jugará el pase a un Mundial en Sevilla. Lo hace sentada en la butaca del líder del grupo gracias al favor de Georgia y a un gol de Sarabia de penalti. El buen tono de la primera parte se disipó en la segunda. Era un día para mirar los números y ahí España se puede sentir 'happy', tal y como declaró Luis Enrique en la víspera.
En su pizarra no faltó la chispa. Todo vale para ir a Qatar. Ya sólo queda por medio la Suecia de Ibrahimovic e Isak.
RdT, antes conocido como Raúl de Tomás, no estaba entre los 25 convocados para esta excursión decisiva. Unos días después, tras una aclimatación exprés, el delantero que todo lo remata en el Espanyol, era titular en Atenas.
A Luis Enrique no se le puede reprochar cobardía. Hablarle a él de presión, tras jugar en el Barça y el Madrid, es tan innecesario como hacerlo de buenos modales a Tony Soprano. Le da igual licenciar a un chaval de 17 años que a un 'rookie'. Aparte de la delantera, la alineación mostraba a Rodri y Gayà en los puestos de Busquets y Alba, apercibidos de suspensión.
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No era una decisión suicida. Morata y De Tomás jugaron juntos en la cantera del Madrid. RdT utilizó las redes sociales hace unos meses para defender a su colega cuando fue pitado. Algo queda de los guiños de esas pandillas en la edad adulta. La pareja era el último eslabón para tumbar a la selección del holandés Van't Schip, uno de los alumnos menos renombrados de Cruyff cuando el genio entrenó al Ajax..
Grecia ganó una Eurocopa en 2004 con un alemán en el banquillo, Otto Rehhagel, gracias a la construcción de una prisión de alta seguridad delante de su portero. Eso sucede una vez en la vida. En esa trampa cayeron todos. Aquella floristería duró un torneo. Algo pasa en el fútbol griego cuando para un partido decisivo hay huelga de espectadores.
Así se jugó, en un estadio olímpico deprimente, con una exposición de sillas vacías. El plan del partido no retorció las quinielas de nadie. España cogió el balón de inicio y no lo soltó. Se sabe a lo que juega esta selección. El toque y el control no se negocian. Cuando el rival posee el esférico hay diez tipos pegajosos que inician una presión feroz en la que Unai se queda sin vecinos. La autoridad y la fiereza duraron tres cuartos de hora.