Boca se consagró anoche por cuarta vez campeón de la Copa Argentina, al superar por penales 5-4 a Talleres de Córdoba, tras empatar 0-0 en una deslucida final celebrada en Santiago del Estero pero que le permitió cerrar con una sonrisa la temporada, además de clasificar directo a la fase de grupos de la Copa Libertadores.
En el estadio "Madre de Ciudades", el arquero del "Xeneize" Agustín Rossi volvió a ser vital en la serie al atajarle el segundo tiro a Héctor Fértoli sobre el palo derecho, como ante River y Patronato en instancias anteriores, y con una efectividad plena -convirtió los cinco remates de la definición- levantó nuevamente el trofeo más federal e inclusivo del fútbol argentino, tras haberse consagrado en 1969, 2012 y 2015.
El título, primero de Sebastián Battaglia como entrenador mientras se pone jaque su continuidad, le permite a Boca clasificar directamente a la fase de grupo de la Copa Libertadores, cuando por la tabla anual iba a tener que jugar el repechaje probablemente.
Boca -que terminó el partido con un hombre menos por la expulsión de Juan Ramírez- cierra un año de camino sinuoso, en el que empezó campeón y terminó de la misma manera, pero en el que tendrá que reacomodarse para intentar volver a los primeros planos nacionales e internacionales.
Toda la expectativa de la previa, con el estadio repleto y con las dos hinchadas en la tribuna, le dio paso a un juego apático, típico de final, donde ninguno de los dos equipos quiso ser el que se equivoque para darle la chance al rival. En los penales fue la historia ya contada: Rossi héroe