Si históricamente cualquier selección brasileña se plantaba en cancha y desarrollaba su juego tradicional, en el cual el epicentro era el manejo del balón y el talento natural de sus intérpretes en el campo de juego, lo cierto es que ha llamado la atención cómo se fue instalando un clima que navega entre lo beligerante y victimizado a la vez.
Quién inició este más que particular modo de transmitir ideas hacia el afuera, con la prensa como caja de resonancia, fue el lateral Guilherme Arana, quien pertenece al Atlético Mineiro y sorprendió con una serie de especulaciones relativas al racismo.
El futbolista, de notoriedad escasa en relación a otros integrantes del seleccionado brasileño, utilizó una serie de argumentos que abrieron una incógnita en relación a actitudes por tomar durante el partido de esta noche, en el estadio “Más Monumental”.
Sin que ningún periodista del país vecino se lo preguntase, el jugador desparramó un arsenal verborrágico anticipando qué actitud se tomaría en lo que denominó un ambiente en el cual predominaran las expresiones de tipo racista, ya sea desde los cánticos como en las gesticulaciones o los ademanes emanados desde las tribunas.
En otro contexto, nada de malo tendría el desterrar los focos racistas que se observan en otras latitudes y sin solución de continuidad, pero por cierto llama la atención que una voz de las menos conocidas en este plantel de estrellas haya sido la que ha planteado esta problemática.
Demás está decir que desde esta columna se rechaza el flagelo racista al igual que el chauvinismo y el barrabravismo pendenciero como métodos de expresión, pero no deja de sorprender el momento y la oportunidad escogidas para manifestarlo.
Todavía está candente aquél triste episodio en el cual fueron agredidos simpatizantes argentinos que presenciaban el partido en el Maracaná la noche en que la selección argentina venció 1-0 a su par brasileño, en noviembre de 2023. La actitud de los jugadores de la “Scaloneta”, sobre todo de Lionel Messi y “Dibu” Martínez, provocó la interrupción del encuentro y la posibilidad real de que el duelo no continuase habida cuenta de cómo efectivos de la policía local acosaron y golpearon a plateístas en el sector destinado a los visitantes.
Este modus operandi también estuvo presente en competencias organizadas por la Conmebol, tales las Copa Libertadores y Copa Sudamericana, cuando simpatizantes compatriotas debieron soportar agresiones y momentos de tensión dentro y fuera de los estadios.
De ahí que llamó la atención el porqué se expresó Guilherme Arana al dejar flotando un halo de sensación confusa en cuanto a que actitudes tomaría la “canarinha” en el estadio de River Plate.
En sintonía semejante caben medirse las expresiones del delantero Raphinha, con un lenguaje que orilla lo sensacionalista: “vamos a darle una paliza dentro o fuera de la cancha”, refiriéndose a la “Scaloneta”.
El propio entrenador Dorival Junior optó por bajarle el perfil a ambas manifestaciones de sus propios futbolistas y se limitó a expresarse dentro del marco de lo esperable para quien es la máxima autoridad de la delegación brasileña.
Lo cierto es que el pentacampeón mundial ha producido jugadores de excepción a lo largo de toda su historia, tales como Pelé, Gerson, Jairzinho, Rivelino, Ronaldo, Ronaldinho, Rivaldo, Roberto Carlos, Sócrates y varios cracks de máximo nivel. Les bastaba expresarse a través de la pelota y su propia jerarquía despertaba admiración, inclusive en la Argentina.
Las declaraciones que Lionel Scaloni manifestó en la víspera, exaltando a Messi y a Neymar, quienes compartieron una foto histórica en 2021, tras el triunfo albiceleste en la Copa América, van por el camino esperable y correcto.
El fútbol se expandió por los cinco continentes como deporte de masas y apto para cualquier ser humano, pero jamás podría compararse con una guerra ni expresiones altisonantes desde lo verborrágico y en tal sentido.