Pirata de siete mares. Ciclista de raza y ganador por naturaleza. Los 43años que lleva a cuesta están bien puestos. Conducta, disciplina, amor por la profesión es lo que motiva y nutre el alma de Alejandro Corvalán, uno de los ciclistas más importantes en las últimas dos décadas (sí, leyó bien, dos décadas) del ciclismo de Mendoza.
Había impuestos condiciones en la novena fecha al poner los colores de la escuadra de la Municipalidad de Guaymallén (equipo al que representa) en el lugar más alto del podio.
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En Las Vegas tiró las fichas en la parte final de la carrera y por poco no provoca una hecatombe moviendo los lugares de la clasificación general final.
Es que Alejandro Corvalán (de él hablamos) saltó a dar caza al lote de punteros y “deglutió” a varios, pero finalmente se debió conformar con el tercer puesto, posición que lo catapulta al primer lugar del campeonato mendocino de resistencia.
“Subir a Las Vegas es durísimo, un terreno muy duro. Se fue dando la carrera como la habíamos planificado, no pudimos obtener el resultado que queríamos, pero bueno, pudimos hacer podio, todo a un gran trabajo realizado por mis compañeros. Gran parte del equipo que estuvo siempre conmigo” dijo el líder del campeonato de la ACM.
“Estamos haciendo una buena preparación para lo que es Vuelta de Mendoza, esperando que llegue pronto la fecha para afrontarla de la mejor manera”. Cuando se le preguntó si se ilusiona en conquistar nuevamente el campeonato mendocino de resistencia, Alejandro manifestó que sí; “Estoy ahí. La idea desde que empecé la temporada fue apuntar para la Vuelta de Mendoza. Ahora se nos da que estamos punteros en el campeonato, así que nada, hay que seguir tratando de sumar puntos para ver si podemos quedarnos con el campeonato, pero siempre sin descuidar la preparación para la vuelta.”
“Es difícil mantenerse, la verdad que es muy difícil, porque a mi edad ya con 43 años, no es lo mismo que un pibe de 20 años, ya no tengo la misma recuperación, aparte que sí o sí tengo que trabajar todos los días de la semana. Trabajo y después en cuanto me dan un tiempo salgo a entrenar, y nada, entrenar y cuidado, y entrenar a la vieja escuela tal cual me enseñaron grandes ciclistas de la talla de Raúl del Rosario Ruarte, Rubén Bergamín o Javier Saaverda” explicó el ex corredor de AMARU.