Por segundo año seguido no será en Estambul, y con público
La Champions League es considerada la segunda competición de fútbol más importante, después del Mundial. Esta vez, por segunda temporada consecutiva, el estadio Ataturk de la ciudad más poblada de Turquía fue descartado a último momento para la gran definición del torneo. Ambas veces debido a los problemas que ocasiona la pandemia. Este jueves, la UEFA acaba de oficializar que el esperado partido entre el Chelsea y el Manchester City del próximo 29 de mayo se disputará en Oporto, Portugal, más precisamente en el estadio del Dragón donde el Porto suele ser local.
Por problemas de traslados y por la situación sanitaria que atraviesa Turquía debido al coronavirus, las autoridades de la UEFA consideraron conveniente modificar el escenario de la final. Otra vez, como en el 2020, Estambul quedó descartada y el máximo ente del fútbol europeo volvió a elegir a Portugal como alternativa. El año pasado, las semifinales y la final por la Orejona se disputaron en el estadio Da Luz de Lisboa. Para esta oportunidad, el duelo entre los equipos de Pep Guardiola y Thomas Tuchel se dirimirá en Oporto. Allí, el Covid-19 está algo más controlado y permitirá, según lo dispuso la UEFA, que haya público en el estadio. Serán 6.000 hinchas de cada equipo los que tendrán la chance de viajar desde Manchester y Londres para asistir al gran evento.
El Reino Unido, en los últimos días, había colocado a Turquía en la zona roja, o sea dentro del listado de países a los que prohíbe viajar por el Covid. Como la intención de la UEFA era que la final no se disputara a puertas cerradas, vio con buenos ojos la propuesta de la Federación Portuguesa de Fútbol de mudar el partido a una de sus ciudades. Como el año pasado le había tocado a Lisboa, esta vez se decidió que fuera Oporto la elegida.