Con goles de Neymar, Raphinha (2) y Gabigol, la Canarinha goleó 4 a 1 a una Celeste que no consigue levantar cabeza y se despide de esta triple fecha con otra dolorosa derrota.
El partido que protagonizaron Brasil y Uruguay en el Arena Amazonia se presentó como un duelo cargado de historia. Un clásico sudamericano entre campeones mundiales que reflejó las diferencias que atraviesan los equipos en la actualidad. El equipo de Tite hizo lo que quiso con la Celeste. Y antes de llegar a los 10 minutos de iniciado el pleito, Neymar festejó el 1 a 0 con la categoría que lo caracteriza.
El prematuro tanto local dejó de rodillas al combinado charrúa. Ocho minutos después de la conquista de la estrella del PSG, Raphinha extendió la ventaja para que el monólogo del pentacampeón del mundo exponga su mejor versión y se divierta ante otro gigante del continente.
La felicidad para el hombre del Leeds fue doble, dado que fue su primera presentación en su país como profesional, dado que su partida en su juventud le había impedido hasta el momento disfrutar de los escenarios brasileños.
La superioridad del dueño de casa fue tan notoria, que el resultado parecía mentiroso cuando el argentino Fernando Rapallini marcó el final del primer tiempo. De no haber sido por la notable actuación de Fernando Muslera, el marcador hubiese sido por 4 ó 5 goles de distancia antes de la llegada del descanso.
En el complemento la tendencia del choque no se modificó. Si bien los del Maestro Tabárez intentaron adelantarse unos metros con el objetivo de llegar al descuento, un contragolpe de 4 toques dejó a Raphinha frente al arquero y el velocista que brilla en la Premier League transformó la victoria en goleada. La asistencia de Ney fue otra pieza fundamental en el Jogo Bonito del Scratch.
Con más orgullo que buen fútbol Uruguay consiguió recortar distancias. Fue mediante su mejor hombre de campo (el más destacado fue Muslera, quien evitó una catástrofe), Luis Suárez, quien se adueñó de un tiro libre y dejó sin posibilidades a Ederson. Un tanto que simplemente sirvió para decorar un tanteador que nunca reflejó la aplastante superioridad brasileña.