Diferentes actos hostiles sufrieron en las últimas horas periodistas argentinos que viajaron a cubrir la guerra entre Rusia y Ucrania.
Entre otros problemas, los trabajadores de prensa nacionales fueron retenidos e indagados, otros demorados en controles vehiculares que se extendieron más de media hora y algunos apresados en comisarías de la zona por circular fuera de un horario permitido, que debería ser aplicado a los civiles y no a quienes realizan la cobertura del conflicto bélico.
En esa balacera resultó herido el fotógrafo colombiano Juan Diego Herrera Aredondo, de 46 años.
La odisea de los periodistas argentinos
El periodista Gabriel Michi y el camarógrafo Leo Da Re de C5N fueron rodeados por un grupo comando que les dijo que no podían estar en el lugar y les cortaron la comunicación. Los trabajadores de prensa fueron retenidos durante 10 horas por el ejército de Ucrania.
En ese sentido, fueron interrogados y, tras la intervención de Cancillería argentina, pudieron cruzar la frontera y ya están en Polonia, lejos del centro del conflicto.
El grupo comando les dijo que no podían estar en ese lugar y fueron trasladados a una unidad militar donde fueron recibidos por una persona que les explicó la situación y fueron interrogados.
Allí fueron retenidos durante 10 horas y fueron nuevamente interrogados por un agente de inteligencia ucraniano "de muy mala manera", explicó Michi, quien agregó que durante todo ese tiempo fueron incomunicados.
Por su parte, Nelson Castro y el equipo periodístico que lo acompañó pudo entrar a Ucrania tras atravesar una serie de escollos que parecen sacadas de una película.
El músico alemán Davide Martelle tocaba su piano de cola y en un momento determinado se lo compartió durante unos minutos a Castro.
El médico y periodista del canal Todo Noticias (TN) y de Radio Rivadavia tiene estudios en música clásica y deleitó a los presentes con la pieza "Miniatura Romántica" del compositor polaco Alexander Scharwenka.
El colapso de vehículos y los controles de un lado y del otro provocaron una demora de seis horas para cruzar la frontera.
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Los periodistas, con Castro a la cabeza, subieron a un colectivo que había cruzado a Polonia para trasladar a un grupo de refugiados con distintas patologías que necesitaban atención hospitalaria.
En cada una de las paradas se solicitó pasaportes del todos los pasajeros y en cada una la demora aproximada alcanzaba los treinta minutos. Mientras había una carrera contrarreloj para llegar a Lviv, antes del inicio del horario restrictivo para la circulación.
Ucrania decretó el toque de queda desde las 22 hasta las 6, franja en la cual solo personal autorizado puede moverse con libertad.
Después de superar tres barricadas militares locales con efectivos equipados con armas largas del estilo AK-47, un oficial -en realidad era un civil que trabajaba para las fuerzas- les dijo los cinco periodistas que integraban la comitiva a bajar del micro.
Con un fluido inglés, poco habitual entre las fuerzas policiales de la zona, explicó que tenía que acompañar a todos a la comisaría más cercana por haberlos encontrado en la calle fuera de la hora permitida.
En la seccional, el clima era muy tenso con los efectivos hasta que Castro, luego de una hora del procedimiento, recordó su cobertura en Chernobyl de 2019, lo que generó que las aguas se calmaran allí.
En tanto, días atrás, el periodista chileno Daniel Matamala atravesaba por tierra territorio ucraniano junto con su grupo de trabajo cuando fue interceptado por la Policía nacional.
El interrogatorio fue más largo de lo normal, ya que el objetivo era determinar que no se trataba de una cuestión de espionaje o ilegalidad.
Tras permanecer varias horas en la comisaría, afirmó que fueron liberados gracias a la mítica figura de Diego Maradona.
"En uno de los controles de la ruta, la Policía nos requisó documentos, cámaras, teléfonos, y nos escoltaron a la comisaría. Los primeros interrogatorios fueron tensos: es un país en guerra y se sospecha de espías o saboteadores", remarcó Matamala.
Enseguida agregó: "Uno de los policías vio los pasaportes de mis colegas argentinos y dijo dos palabras que entendimos: ´Messi´ y ´Maradona´. Ahí todo cambió".
"Nuestro gran camarógrafo mostró que tiene un tatuaje de Diego Maradona en la pantorrilla. Con eso, el ambiente cambió mucho y gracias a la mano de Dios y al fútbol logramos salir de esa situación y llegar (a destino) sin inconvenientes", completó el hombre de prensa en su relato.
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