¿Quieres recibir notificaciones de noticias?

Los Enanitos Verdes: Mendocinos de América

¿Quieres recibir notificaciones de noticias?

Publicidad

28° Mendoza

Jueves, noviembre 21, 2024

RADIO

ONLINE

19° Mendoza

Jueves, noviembre 21, 2024

RADIO

ONLINE

PUBLICIDAD

Los Enanitos Verdes: Mendocinos de América

Cronología de un éxito internacional. Se juntaron cuando el rock nacional comenzaba a tener expresión propia en Mendoza, año 1979. La formación inicial Marciano Cantero, Felipe Staiti y Daniel Piccolo. 1984. El grupo actúa en el Festival de La Falda.

Redacción
08/09/2022 21:14
PUBLICIDAD

 

Es elegido “Revelación del Festival” y aclamado por el público y por la crítica. Se incorporan nuevos integrantes: Tito Dávila en teclados y Sergio Embrioni en guitarra y voz, también mendocinos. Graban en el sello Mordisco su primer LP con el título “Los enanitos verdes”. La canción “Aún sigo cantando” se eleva y los eleva, se transforma en un clásico del rock Argentino. 1986. Nace su segundo álbum “Contrarreloj” producido por Andrés Calamaro. Nuevas canciones acrecientan su fama: “Tus viejas cartas”, “Cada vez que digo adiós” y “La muralla verde” 1987. Otra vez con la producción de Calamaro, graban el disco “Habitaciones extrañas” que incluye nuevos éxitos: “Te vi en un tren”, “Por el resto” y la versión “enanista” de “El extraño de pelo largo”. 1988. Inician una extensa gira por Sudamérica.

Ofrecen 31 recitales con tres presentaciones emblemáticas, Mendoza, Santiago de Chile y el Festival de la Canción de Viña del Mar donde ganan dos “Antorchas de plata”. El tema “La muralla verde” ya se cantaba en toda Latinoamérica. El mismo año editan un nuevo trabajo discográfico “Carrusel” que incluye temas notables de su repertorio: “Sos un perdedor”, “Tus viejas cartas”, “Guitarras blancas” y “No me verás”. 1989. Quinto álbum: “Había una vez”. El grupo se disuelve porque Mariano Cantero comienza su carrera como solista. 1992. Vuelven a juntarse y graban “Igual que ayer”, nombre de una de las canciones del trabajo con el que consiguen el Disco de Oro. Comienzan el Jurasic Tour con el que recorren Hispanoamérica. 1995. Séptima entrega discográfica. Esta vez con el nombre de “Big Bang”.

El tema “Lamento boliviano” se transforma en un éxito arrollador. Logran en Argentina el Disco de Platino. El disco es editado en España alcanzando altos puestos de difusión. Inician el “Big Bang Tour” recorriendo Hispanoamérica con 129 shows. Su recital en Buenos Aires convoca a más de 40.000 personas. 1996. “Guerra gaucha” es el título de su octavo álbum. Grabado y mezclado en Los Ángeles con la dirección artística de Jeff Baxter. El trabajo incorporó a invitados notables: Domingo Cura (percusión), Daniel Binelli (bandoneón), Luis Conte (percusión) y Cosme de “Café Tacuba”. Sus temas más destacados: “Dale Pascual”, “Ella”, “¿No te sobra una moneda?”, “El día es claro” y “Eterna soledad” 1997. Nueva entrega: “Planetario”, álbum que no fue muy difundido. 1998. Aparece “Tracción acústica”, ya con la compañía discográfica Polygram, de Estados Unidos. El disco es nominado para los premios Grammy como “Mejor disco de Rock Latino”.

Una nueva gira los lleva a México, Argentina, Bolivia, Perú y los Estados Unidos. En1999 junto a Coti Sorokin arman otra entrega: “Nectar” que incluye los temas “Luz de día”, “Rebeca” y “Cordillera”. Realizan una gira por Estados Unidos, México y Centroamérica con 27 presentaciones y más de cien mil personas en el público sumado. Otra vez son nominados para los Grammy. 2000. En el Watcha Tour realizan 17 presentaciones junto a “Molotov”, “Aterciopelados”, “Café Tacuba” y A.N.I.M.A.L. 2002. Aparece el nuevo trabajo de los Enanos: “Amores lejanos”. Los temas más difundidos son “Francés Limón”, “Amores lejanos”, “Abrazando ausencias” y “Olvidarte”. Como siempre todos los temas son de autoría de Cantero y Staiti. Con este trabajo se presentan en Londres, Madrid y Barcelona. “Amores lejanos” también fue presentado en nuestro teatro Gran Rex. 2004. Graban un disco con temas ejecutados en sus recitales, en Tijuana, México y Phoenix.

El disco se llama “En vivo”, incluye una canción como homenaje a la música mexicana: “Tu cárcel” de Marco Antonio Solís  y también una canción tributo al rock argentino: “Mil horas” de su gran amigo, Andrés Calamaro. La muestra recibe el Disco de Oro en México y vende miles de copia en los Estados Unidos. 2006. Álbum número catorce: “Pescado original”, grabado en California, en Ingloomusic Studio con la dirección de Gustavo Borner. Algunos de sus temas: “Mariposas”, “Me permití soñar” junto a Julieta Venegas, “Sola” con Coti Sorokin y “A las tres”. El disco fue presentado en una extensa gira continental durante la cual celebraron sus 25 años de actuación. 2009. Deja la banda Daniel Piccolo y en su reemplazo entra al grupo el ya consagrado Jota Morelli, quien fuera integrante de La Torre y de la banda de Luis Alberto Spinetta. 2010. Otra gira con numerosos recitales por Estados Unidos y México para presentar su nuevo trabajo: “Ineditos” que incluye temas ya clásicos en el afecto de los jóvenes: “Adicción”, “Gorda”, “Tema de Ozi” y “Umbral”. 2011. Vive Latino es un festival muy arraigado en el cariño de los Enanitos Verdes.

Tocaron en él en sus comienzos y siempre quisieron volver. Este año les dio la oportunidad. Ante setenta mil espectadores. Fue un reencuentro inolvidable. 2013. En abril fue presentado la nueva obra: Tic – Tac. Editado por Serafica Music inc. Dos de sus temas están “roncando” fuerte: “Besos violentos” y “No me dejes caer”. En las giras que están realizando en estos días defienden sus nuevas canciones  con renovados bríos. Hay enanos para rato. El encuentro Sabía que tenía poco tiempo. Felipe y Marciano habían venido a pasar las fiestas con sus parientes menducos (Abrazos, Cacho), y la estadía iba a ser breve. El 4 debía tocar en Chile en el inicio del año y de una nueva gira. Felipe, ahora con vino propio, estaba atareado con sus asuntos. Pude juntarme con Marciano en un paquete bar de la sexta sección. Marciano y su hijo, se los veía contentos del encuentro, gozándose. No sé por qué raro circuito de las palabras comenzamos hablando del amor. Siempre es buen comienzo.

Su hermosura tenía que ver con su origen y tal vez con su nombre: Rocío. Era de Hermosillo Sonora, ciudad que es flor en el desierto. De ese desierto que pintó tan bien, de adentro y de afuera, Carlos Castañeda, en su conocimiento de Juan Matus y los Yaquis. Se conocieron en un programa de Radio. Junto con las palabras las miradas y entonces las palabras se colorean. Va mí e mail dame el tuyo. Había intención. Pero Marciano perdió el papel y se dijo: Chau, una bella oportunidad perdida. Se equivocó. En el próximo recital, Rocío lo esperaba al pie del escenario. Desde entonces viven en Hermosillo. Salvo en Ciudad Juárez México no tiene murallas. México lindo y querido. Inevitable: mujer mexicana, amada; público mexicano, sostenedor e impulsor; amigos mexicanos; el horizonte de los Enanitos debe ser México. “México nos recibió muy bien, nos hizo sentir muy bien. Nos consideran de ellos, propios. Dimos un recital un 27 de setiembre, día de la Independencia. Nos dieron una bandera para que la agitáramos y gritáramos ¡Viva México! Lo hicimos emocionados, porque eso no es para cualquiera, sólo es para mexicanos. Nos concedieron ese honor.  

Disfruto de ese país. Por ahí en el descanso de un recital, mientras disfruto a cielo abierto, me digo: ¡Qué bueno es estar aquí!”. Tiempo de remar Pero antes de buscar un lugar tuvieron que bucear en muchos. Giras y más giras, escenarios llamándolos desde los  mapas. Combis, aviones, ómnibus, autos, gente con distintas tonadas en las palabras. Tocar y escuchar, crear y aprender. “Nuestra trascendencia nacional comenzó a darse con la actuación en el Festival de la Falda de 1984, ahí empezamos a ser conocidos. Pero tal vez lo que nos dio más vuelo fue la gira que hicimos con Piero por Ecuador y Colombia. Por supuesto que nuestros temas tienen mucho que ver con nuestra fama. La repercusión de La Muralla en toda América fue espectacular. Cuando llegamos a México nos contaban que en los boliches bailables tenían que pasar el tema por lo menos diez veces por noche. La gente pedía otra. Yo ya me había dado cuenta de que ese tema nos iba a dar trascendencia. Recuerdo que lo ensayábamos en una casa del Carril Cervantes y yo me decía: - Este es el tema. Este es. La muralla no golpeaba la puerta, la tiraba abajo. La muralla derribo todas las murallas”. “Fuimos muy afortunados. Nos nutrimos de un montón de música y músicos que  nos dejaron algo, que marcaron el camino.

Fuimos creciendo por aprender. Cuando llegamos a México se estaba produciendo la explosión del rock. Llegamos al lugar adecuado en el momento adecuado. Fuimos un grupo abanderado de esos momentos iniciales”. Carnet de identidad Pregunto con algo de temor, porque sé que en muchos lugares a los argentinos nos catalogan duramente. Cancheros, sobradores, ventajeros, gritones, prepotentes, todos calificativos que  siempre me han dolido, porque sé que no soy así y  la gente de mi pueblo no es así. Pero, bueno, pregunto. ¿Cómo nos ven en México? “Nos tratan muy bien. Nunca encontramos rechazo por ser argentinos. Por ahí nos cargan. Días atrás fui a comprar madera a un negocio en Hermosillo y el dueño al verme dijo: ¡El argentino! Traigan los manteles blancos para la mesa – Lo decía por el Papa Francisco. México fue una elección de libertad”. “Los mexicanos son amigueros y divertidos. Saben disfrutar de la vida. Cuando festejan, lo hacen a lo grande. Nos quieren y nos cuidan. Respetan mucho a los artistas de estos lugares. Es que tienen el recuerdo de algunos argentinos que fueron grandes entre ellos. Un día fuimos a grabar a un estudio de Televisa.

Pero nos demoraron y no sabíamos por qué. Hasta que alguien nos explicó: - Es que el estudio lo está ocupando la señora Libertad Lamarque - La adoraban. La respetaban. Lo siguen haciendo”.  Canción en ¡ay! sostenido Hablamos de aquel accidente terrible, imborrable, traumático para siempre, mientras viajaban de Saltillo a Zacatecas, cuando perdió la vida el manager del grupo. Pero no nos quedamos mucho en el tema. A veces no conviene darle demasiada prensa al dolor. Hay otros dolores que duelen menos. Dice un amigo mío, el mayor problema entre los músicos lo tiene el del contrabajo. ¿Te imaginás lo que es andar trasportando ese armatoste a todos lados? Pero hay instrumentos menores que también tienen sus inconvenientes. “Tuve una tendinitis por el bajo, por sostenerlo en el hombro. Un año de reposo. Me obligó a suspender todas las giras. Me dolía mucho. No podía caminar. Andaba reptando por la habitación. Fue muy desagradable. Y encima el temor, porque comprometía mi futuro y el del grupo. El médico me prohibió cualquier cercanía con el bajo. Ni intentar un “do”, que debe ser la nota, muscularmente, menos exigente. -¿Puedo trabajar la madera? – pregunté - Mientras no sea algo que tenga que  ver con el bajo, podés - Entonces me hice lutier, empecé a fabricar yo mis instrumentos. Cuando volví a escena volví sin dolor y con un bajo que no pesaba, que no dolía”. Pregunta remanida Me digo, antes de hacerle la pregunta obligada ¿Cuántas veces habrán tenido que responder la misma pregunta obligada? Pero es obligación y, obviamente, remite al nombre. Todo comenzó la tarde del 18 de febrero de 1979. El Doctor Juan Nobital y su familia están de visita en la alta montaña mendocina.

Pasan por Puente del Inca. Su  mujer quiere sacarse una foto con los niños. El accede. Todo bien, nada anormal. ¡Clik! Y una foto más como recuerdo del viaje.  Hasta que revelan el rollo ¿Y eso que es? Parece una persona de luz, parece un ser diminuto. Un enanito verde. La foto se hace famosa en todo el país. Los estudiosos del fenómeno Ovni no lo dudan: es un extraterrestre. Víctor Corradi, un experto en fenómenos paranormales, difunde la foto y el hecho. Los chicos de la banda mendocina, que empezaban a funcionar, reciben su bautismo. Un periodista ocurrente, Ariel Lucero,  al comentar una de sus actuaciones los apoda “Los Enanitos Verdes de Puente del Inca”. Y el nombre pega, gusta. Pero era muy largo, le sacan la segunda parte. Queda “Los Enanitos Verdes”, pero bien podrían llamarse ahora “Los Puente del Inca”. “Ojo que hay algo misterioso en todo esto. Un día, con José Luis Maza, fotógrafo de aquellos, estábamos haciendo una sesión de fotos para un álbum y decidimos ir al lugar de la aparición. Había algo especial allí, algo misterioso. Nos dio aprensión, tal vez miedo. Nos volvimos sin usar la cámara”. Entonces uno deduce, mal, pero deduce: si la banda se llama los enanitos verdes es lógico que a Cantero le hayan puesto como mote “Marciano”. “Mi nombre es Horacio Eduardo, pero ni yo me acuerdo de ello. Para todos, incluyéndome, soy Marciano.

Pero, lo curioso es que a mí me decían Marciano antes de ocurrir el fenómeno de la fotografía en Puente del Inca. Un amigo, el gordo Baños, decía que yo era parecido a uno de los personajes de la serie “Mi marciano favorito”. De ahí viene mi nombre, no del liliputiense de la foto”. Todos los grupos el grupo “Andrés Calamaro tuvo mucho que ver con nuestra proyección. Recuerdo que cuando grabamos nuestro primer disco, no quedamos satisfechos. No sonaba como queríamos que sonara. Nos preguntamos ¿Qué paso? ¿Por qué en el escenario tenemos un sonido y en la sala de grabación sale otro? Pero Andrés se impuso, dijo: Yo quiero que suene así. Y no se equivocó”. El grupo albergó a varios músicos, algunos permanecieron por años como Daniel Piccolo, el recordado batero; otros tuvieron pasos fugaces: Tito Dávila, Sergio Embrioni (ambos mendocinos), Eduardo Lalanne, Horacio Gómez, y Natalio Staiti. En este tiempo se sumaron Jota Morelli y Juan Pablo Staiti. Pero desde siempre y creo que para siempre ellos dos juntos, ellos dos, al mismo tiempo y en el mismo escenario: Marciano Cantero y Felipe Staiti. “Con Felipe somos hermanos biomúsicos. Estamos juntos desde el comienzo. Cuando lo conocí Felipe andaba papaloteando (expresión mexicana que significa desconcertado, atontado). Yo estaba igual.

Entonces dijimos: hagamos nuestra música, nuestras canciones. Intentemos con lo nuestro. Y resultó. Ensayábamos a la hora de la siesta y nos poníamos audífonos, para no molestar a los vecinos con nuestros ruidos”.   Desde entonces suman miles de escenarios compartidos, multitudes incalculables de horas de ensayos, sueños que se hicieron realidad y otros, que se quedaron en amagues. Los dos se cuidan. A veces la relación es de amor y odio, como todos los hermanos. Pero tienen algo muy especial, difícil de encontrar en esta época de amistad por celular: son compinches. “Lo disfruto a Felipe.

Estamos tocando y viene el solo de guitarra. Felipe se pone al mango y yo miro al público. Hay aplausos, manos levantadas, pero sobre todo, bocas abiertas al asombro. Yo miro la gente y también abro la boca, admirado”. Un relojito “Ahora estamos con nuestro último trabajo Tic Tac. Estamos contentos. Entramos a la sala de grabación y salimos con la idea realizada. Tic Tac marcó otro sonido. Me vuela la cabeza. Yo creo que estamos en nuestro mejor momento. Todavía estamos en forma para tocar y todavía disfrutamos”.   Mendoza, un sentimiento… no puedo parar. “Mendoza siempre está con nosotros, nos cobija, nos impulsa. Vengo a Mendoza y siento que vuelvo a mi casa. A mi vieja, que nos dijo adiós hace poquito, a mi viejo Cacho, un pedazo de padre, ese amigo que me engendró. Sé que somos famosos, pero no me la creo. No siento ser un mendocino famoso, quiero ser un mendocino más.

Nunca nos olvidamos de nuestro origen. De hecho, Felipe, aunque trabaja en (o desde) México, sigue viviendo en Mendoza. En los recitales le hablamos al público de cualquier parte sobre nuestro origen, les contamos como es la tierra de dónde venimos. Jamás nos olvidamos de hacerlo. Uno de los encantos de los Enanitos es, precisamente, que somos argentinos”. Epilogo con prólogo Un día, cuando estaban despuntando Buenos Aires, tratando de abrir caminos, un señor, él se decía vidente, les dijo: “Les va a ir muy bien. Se van a cansar de aviones y hoteles”. Me gustaría encontrarlo a ese señor para preguntarle qué número va a salir a la quiniela. Listo, chicos, vamos con “La Muralla”.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD