El último adiós a Silvina Luna se llevará a cabo este miércoles, dos días después de que le realizaran la autopsia pedida por Fernando Burlando. Su hermano Ezequiel optó por un velorio íntimo y habló con los dueños de la funeraria para hacerles un pedido clave, con el único fin de evitar problemas durante la dolorosa ceremonia.
En Arriba Argentinos (eltrece), aseguraron que el joven entregó una lista reducida con los nombres de las personas que tienen permitido el acceso al lugar. El que no esté anotado, deberá esperar al cortejo fúnebre, que se retirará de O’Higgins 2842 a las 12.
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Los seres queridos de la modelo cumplirán su última voluntad. Según informó Ángel De Brito, durante sus últimos momentos de lucidez la rosarina pidió descansar en el Panteón de Actores del Cementerio de la Chacarita en caso de que no lograra salir del hospital, donde finalmente murió el 31 de agosto.
La lista de sueños pendientes que Silvina Luna dio a conocer
Horas antes de quedar internada en el Hospital Italiano, Silvina Luna habló con Nelson Castro sobre su delicado estado de salud. Al aire de Radio Mitre, explicó que los días eran cada vez más duros, ya que había momentos en los que no se podía ni levantar de la cama. “A veces duele tanto que no puedo hacer nada. Además, hace un año estoy batallando contra una microbacteria y hasta que no desaparezca no puedo entrar al INCUCAI”, explicó.
En esa breve charla, la modelo también dio a conocer su lista de sueños pendientes, los que tuvo que poner en pausa debido a sus problemas. “Viajes y pareja”, explicó en referencia a aquellos lugares que le quedaron por conocer y la llegada de una historia de amor que le diera la posibilidad de ser madre, como tanto anhelaba.
Por último, aseguró que se gastó una fortuna en remedios para aliviar el dolor y defenestró a Aníbal Lotocki, que le arruinó la vida en 2011 tras una mala praxis. “No es fácil esto, me encuentro en un momento complicado. Él no me advirtió de ninguna consecuencia. Me acuerdo patente cuando le pregunté si tenía una contraindicación y él me dijo que no. No me habló de granulomas ni nada que me pudiera llegar a complicar”, cerró con la voz entrecortada por la angustia.