La celebración litúrgica rescata el verdadero espíritu de esta ceremonia que agradece el vino nuevo y ruega por la cosecha venidera. Con la presencia de la Virgen de la Carrodilla, Patrona de los viñedos, se efectuará la oración del Consejo Interreligioso de Mendoza y representantes de Pueblos Originarios, uniendo sus voces, elevando una única plegaria mostrando y demostrando que la unidad, la paz y el bienestar común son posibles en nuestra provincia, en nuestro país y para toda la humanidad.
Luego se realizará el tradicional golpe de reja como símbolo del trabajo de hombres y mujeres mendocinas, que hicieron del desierto un oasis. Participarán el gobernador de la provincia, el intendente anfitrión, el Presidente de la Federación Gaucha de Mendoza, la Reina y Virreina Nacional de la Vendimia y la Flor Provincial de la Tradición.
En el espectáculo, el amor, el reencuentro, el brindis y la cosecha guían los cuadros artísticos, que también hablan de unidad, agradecimiento, orígenes, ritmos y cantos. Se anuncia un nuevo año de Vendimia y eso es motivo de celebración. Una invitación a viajar por los senderos de la música y para compartir los frutos de un tiempo que comienza con la identidad de un pueblo.
El milagro de la vida
La propuesta artística hace eje en los diversos elementos que conforman nuestra cultura y rinde homenaje a los productores, cosechadores, hombres y mujeres protagonistas del trabajo vitivinícola. Este año, la puesta en escena se denomina "El milagro de la vida" y se realiza bajo la dirección de Alberto Giménez.
El argumento nos invita a reflexionar si a menudo nos olvidamos de quiénes somos, parece ser que el ejercicio de vivir trae consigo una indefectible pérdida de memoria.
Así, nos invita a repensarnos uno de los personajes de esta bendición, que nos lleva a la celebración de un acto maravilloso, rodeado de fe y tradición, junto con una mirada de pertenencia y resguardo de aquello que somos por esencia.
"El milagro de la vida", nos habla de todas las formas en que, a través de nuestro andar, tanto de pueblo como de manera personal, honramos el vivir. Ya sea cuidando los frutos que nos da la tierra, protegiendo a la madre naturaleza, buscando una nueva vida o acompañando a las nuevas generaciones en su desarrollo.
Cuidar, proteger, es un acto de amor y se manifiesta de muchas maneras, esa es la historia que veremos a través de un viaje temporal, que nos llevará a reconocernos en el andar de todos los habitantes de este suelo, para ser conscientes de lo que pasó, pasa y está por venir, siempre con la esperanza intacta de un futuro mejor.
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