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La transición defensa/ataque, un arma mortal de La Selección Argentina

El "albiceleste" trabaja el plano táctico en cualquier sector de la cancha. Los sistemas se adaptan a la situación del momento. El modo en armarse desde atrás en adelante es uno de sus puntos clave

 

Redacción
10/12/2022 17:58
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El seleccionado argentino mantiene lineamientos básicos y ya automatizados en cuanto al modo, forma, cuándo y cómo construir bloques desde la zona defensiva y en los extremos para - desde allí - ir progresando en el campo de juego, sobre todo con triangulaciones en corto que se producen con la posesión de la pelota.

Es uno de sus sellos distintivos y no siempre pudo exponerlo en plena competencia en lo que va de esta Copa del Mundo, más que nada porque mostró fragilidad defensiva en ambos laterales del campo, tanto en el derecho como también en el izquierdo.

Lionel Scaloni ha optado por Nahuel Molina y Juan Carlos Montiel por la banda derecha, en tanto que Marcos Acuña y Nicolás Tagliafico lo hacen por la izquierda. Con producciones desparejas en la fase de grupos, octavos de final y cuartos de final, los espacios cuyos respectivos límites son representados por la línea de cal pueden ser – en la medida que se consolide y se pula el juego asociado por allí – puntos de referencia para quienes se acercan como referencia de juego a partir del mediocampo o del atacante en retroceso. Allí es donde la albiceleste empieza a retomar confianza al asegurarse la tenencia del balón y de distribuirlo tomando decisiones para encarar la faz ofensiva.

Es llamativo cómo volantes posicionales que se establecen en zona, conforme vaya la acción, arman circuitos de toque en progresión ascendente y como punto de partida para la elaboración de un avance coordinado.

La inmediata adaptación de Enzo Fernández y de Alexis Mac Allister corroboran que los sistemas de juego pueden denominarse de una manera – generalmente en forma númerica – pero que estas formas de expresarlo quedan sujetas a las variantes del propio desarrollo.

Scaloni lo definió de manera sencilla en la conferencia post triunfo ante Países Bajos: “se puede decir línea de tres o de cinco, pero cada jugador está preparado para saber cómo reaccionar en pleno partido, por lo que el esquema táctico no es tan definitivo cuando se lo nombra”.

Cada vez que Leo Messi se acerca en dirección hacia el balón se potencia su arco visual para la creación de una fase de ataque organizado, tal como lo denominan los teóricos. Para muestra, vale la referencia de su campo ocular, por ejemplo en la acción previa al gol de Molina: el Diez puso la vista enfocada en el recorrido controlado de la pelota y habilitó al lateral derecho sin mirarlo previamente. Por algo, el capitán es la piedra angular de este proceso y de sus arranques con el esférico dominado van posicionándose los demás en una posicioón piramidal a la espera de que llegue el momento de participar del acto creatvo.

Si se está ante el hecho adverso – pérdida de la pelota – se deja de lado la fase ofensiva organizada, en la cual aflora cómo cada jugador actuante reacciona para recuperar el balón . Así, se aplica de qué manera se ocupan los espacios y cuál es manera más eficiente para que cada pensamiento de elaboración se transforme en una concreción en beneficio del conjunto.

Con el ida y vuelta de Rodrigo De Paul, más los dos o tres metros a la redonda que suele utilizar Julián Álvarez para alejar a su marca, una proyección de Acuña, o loa apoyos de Romero y Otamendi, se fortalece el modo de salir con velocidad y seguridad combinadas. Así, el beneficio lo sentirá todo el conjunto y no solamente quien traslada eventualmente la redonda.

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