Este domingo, Argentina vivió una jornada electoral que quedará marcada en la historia por su récord de ausentismo en una elección presidencial desde el regreso de la democracia en 1983. A pesar de un ligero aumento en la participación en comparación con las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, el desinterés hacia la política se hizo sentir, con más de 9 millones de personas que optaron por no ejercer su derecho al voto, según datos proporcionados por la Cámara Nacional Electoral.
La participación electoral en los comicios generales creció cerca de cuatro puntos porcentuales desde las PASO, alcanzando un 74% del padrón, aunque este número resultó ser inferior a las expectativas, que apuntaban a un incremento de 5-6 puntos.
En las Primarias, la participación había sido de apenas el 70.4%, la más baja desde 1983, con un total de 10,469,430 electores que no votaron. En las elecciones generales, la cifra disminuyó a 9,205,303 ausentes, con una diferencia de 1,264,127 votos.
Este fenómeno de ausentismo no es nuevo en Argentina y se ha manifestado en prácticamente todas las elecciones provinciales, siendo agravado por la crisis económica y la desesperanza generalizada que prevalecen en el país.
La irrupción del fenómeno Milei en la escena política, así como los debates presidenciales que captaron altos niveles de audiencia, sugerían un mayor interés en las elecciones, pero no fueron suficientes para motivar a los votantes.
Sin embargo, el aumento de la participación en las elecciones generales en comparación con las PASO es una tendencia que se ha mantenido durante la última década.
Las elecciones generales suelen ser más atractivas para el electorado, especialmente en comicios presidenciales. En 2015, la diferencia entre las dos etapas electorales superó los 6 puntos porcentuales, y en 2019, fue de 4 puntos.
La elección que consagró a Mauricio Macri presidente en 2015 alcanzó el techo de participación de la última década, con un 81% del electorado. Cuatro años después, Alberto Fernández asumió la presidencia con el 80.4% de participación electoral.
El desinterés político no solo se evidenció en las elecciones presidenciales, sino también en las PASO, que también marcaron mínimos históricos de participación, con la excepción de los comicios de 2021, celebrados bajo restricciones debido a la pandemia de COVID-19.