Fernando Reto Reynal, un abogado de 44 años, vivió una odisea en el cerro El Plata, donde permaneció extraviado durante siete días. Desorientado y sin referencias claras, logró recorrer más de 80 kilómetros antes de encontrarse con dos personas que lo ayudaron a volver a un lugar seguro.
La búsqueda comenzó el lunes 10 de febrero, cuando se reportó su desaparición. A medida que pasaban las horas, la preocupación aumentaba, ya que los equipos de rescate ascendían y descendían la montaña sin éxito. La última persona en verlo fue su amigo Samuel Solanilla, quien relató que Reynal había decidido regresar a la cima para tomarse una fotografía antes de iniciar el descenso. Sin embargo, nunca volvió a reunirse con él.
La historia llegó a su final el sábado por la noche. Casi a la medianoche logró divisar un vehículo, las primeras señales de la civilización en siete días. Confundido y agotado, se acercó a los dos ocupantes del auto , les preguntó en qué dirección quedaba Mendoza. Ellos le indicaron el camino hacia el oeste y, con amabilidad, accedieron a trasladarlo hasta el puesto más cercano de Gendarmería.
Una Semana de Supervivencia en la Montaña
Reynal había alcanzado la cumbre del cerro El Plata, de 5.956 metros de altura, el domingo anterior. Al comenzar el descenso, perdió de vista a su compañero y pronto se dio cuenta de que tampoco encontraba rastros del camino. "Seguí bajando con la confianza de que en algún momento vería algo familiar", recordó.
La incertidumbre y el temor se hicieron presentes cuando, después de varias horas, se dio cuenta de que estaba completamente perdido. Inicialmente, intentó orientarse siguiendo un trayecto diagonal en dirección a las tres faldas visibles que conducen al Camino del Plata, pero tras tres horas de marcha, comprendió que no tenía idea de su ubicación ni de hacia dónde dirigirse.
Consciente de que debía racionar sus provisiones, administró cuidadosamente lo poco que llevaba: un sándwich y unos palitos de copetín. "No sabía cuánto tiempo más iba a estar perdido, así que decidí comer solo lo indispensable", relató. Afortunadamente, el agua nunca fue un problema, ya que logró abastecerse de un arroyo que bordeaba su camino.
Por las noches, buscaba refugio bajo rocas, aunque en más de una ocasión notó huellas de animales que prefería no identificar. Con el paso de los días, la fatiga se hizo más intensa y el ánimo comenzó a decaer. "Al quinto o sexto día ya estaba muy cansado, tenía que escalar montañas solo para volver a bajarlas, pero me repetía que tenía que seguir adelante", explicó.
Adoptó un enfoque metódico para mantenerse en movimiento y no rendirse. "Me propuse tratarlo como un trabajo diario: levantarme temprano y caminar hasta que el sol se pusiera. Si tenía que cruzar un río o subir una ladera, lo hacía sin dudar", detalló. Su determinación fue clave para sobrevivir en un entorno tan hostil.
Finalmente, en la noche del sábado, encontró la ruta. "Ahora tengo que localizar a las dos personas que me ayudaron, porque de verdad les debo mucho. Fueron muy amables y no dudaron en auxiliarme", expresó con gratitud. A pesar de la dura experiencia, afirmó que se encuentra en buen estado de salud.
El Operativo de Búsqueda
Desde el momento en que se reportó su desaparición, las autoridades de Mendoza desplegaron un operativo de rescate que incluyó la intervención de la Patrulla de Rescate de la Policía, la Fuerza Aérea, la Brigada Aérea, el Cuerpo de Aviación Policial (CAP) y Gendarmería Nacional.
Además, se sumaron tres helicópteros, uno de la Policía de Mendoza y dos pertenecientes al Ejército, que sobrevolaron la zona en un esfuerzo por dar con su paradero.