De esa manera, quedó firme la condena impuesta a Armando Ramón Gómez Bravo, ex jardinero de la institución.
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En el caso se investigaron los hechos que ocurrieron entre 2005 y 2016 en perjuicio de once niños sordomudos e hipoacúsicos, cuando tenían entre cinco y 17 años de edad.
El jardinero había sido condenado a 18 años de cárcel, en tanto que en el mismo expediente recibieron penas mucho mayores el sacerdote italiano Nicola Corradi, a 42 años de prisión, y su colega Horacio Corbacho, a 45.
Según recordó la Corte, “la condena tuvo un impacto mundial: fue la primera vez que los sacerdotes de una orden religiosa con sedes en Verona, Italia, en La Plata y Mendoza, en Argentina fueron enjuiciados en 50 años de denuncias por violaciones, abuso sexual, maltratos y corrupción de menores”.
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El caso llegó a la Corte por la queja presentada por la defensa de Gómez Bravo.
En su último acuerdo, el máximo tribunal, con la firma de Horacio Rosatti, Carlos Rosenktranz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, desestimó el planteo.