El Senado debe este miércoles la Ley Bases y el paquete fiscal impulsadas por el Gobierno. Se estima que la sesión se extenderá hasta la madrugada del jueves. En paralelo, manifestantes se concentran en la plaza frente al Congreso de la Nación, en medio de un fuerte operativo de seguridad.
La esquina del Congreso de la Nación, en la intersección de Callao y Rivadavia, se convirtió en un campo de batalla en el que chocan manifestantes y fuerzas de seguridad, desde minutos antes de las 16 horas de este miércoles 12 de junio. Organizaciones sociales, piqueteras, de izquierda, peronistas, de derechos humanos, asambleas barriales y sindicatos se manifiestan en rechazo a la Ley Bases que se debate en el Senado y que ya tiene media sanción en diputados. El objetivo es presionar a los parlamentarios para que rechacen la iniciativa del Poder Ejecutivo.
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La policía cuando puede se rearma
La Policía Federal desalojó a los manifestantes que se movilizaron al Congreso para protestar en contra de la aprobación de la Ley Bases, que continúa siendo debatida en el Senado.
Pasadas las 13.45, efectivos de la policía federal y de la Prefectura avanzaron sobre los militantes que estaban dispersos en distintas calles cercanas al Congreso y los llevaron hasta la calle Bartolomé Mitre para despejar la calle Callao desde Congreso.
En el marco de la aplicación del protocolo antipiquetes, cerca de las 13.30, dos cordones de personal de Prefectura y de la Policía Federal comenzaron a avanzar sobre la avenida Entre Ríos sentido a avenida Corrientes para dispersar a todos los manifestantes.
Con el paso de los minutos la tensión comenzó a aumentar, hubo corridas, empujones y las Fuerzas Federales arrojaron gases lacrimógenos.
Desde el Comando Unificado allegados a la ministra Bullrich afirmaron que la decisión del Ministerio de Seguridad es hacer cumplir el protocolo pero, además, que el legítimo derecho al reclamo se desarrolle sin incidentes. “Que no se les ocurra tirar una piedra, levantar una baldosa, porque no, hay límites”, había advertido Bullrich.
Pasadas las 15 horas la tensión bajó, sobre el asfalto quedaron piedras, botellas de agua congelada y los restos de vidrios de envases que los piqueteros arrojaron sobre Gendarmería, Prefectura y efectivos de la Policía Federal. Ese momento de distensión fue aprovechado por los jefes del operativo para armar un segundo vallado, a cien metros de Rivadavia y Callao para circunscribir al grupo más violento.
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