Un nuevo escándalo sacude a Gran Bretaña, la primera ministra, Liz Truss, presentó su renuncia a menos de dos meses de haber comenzado su gestión. La dimisión se precipitó por el malestar social en aumento tras un combo de medidas económicas y fiscales erróneas.
Tras la renuncia de dos de sus ministros, la funcionaria leyó un comunicado en Downing Street en el que informa su alejamiento del cargo como líder del Partido Conservador, del cual el Rey Carlos ya está al tanto.
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Truss manifestó que asumió su cargo en medio de una "gran inestabilidad económica e internacional". Además, reconoció: "Dada la situación, no puedo llevar a cabo el mandato para el que fui elegida por el Partido Conservador".
El descontento con la Primera Ministra comenzó cuando lanzó el primer paquete de medidas fiscales y económicas, que proponía, a grandes rasgos, recortes y cargos impositivos para la población de mayor poder adquisitivo. Ante esto, los mercados reaccionaron de forma negativa, la libra esterlina se disparó y provocó la furia de la población.
Además, Gran Bretaña atraviesa una fuerte crisis económica signada por el peor índice inflacionario de su historia, que está por encima del 10,1%. Si bien no es posible responsabilizar totalmente a Truss, la ministra tampoco encontró la senda transitoria que paliara la alarmante situación.
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Durante las últimas horas, al igual que ocurrió con Boris Johnson, Truss debió afrontar la renuncia de su ministra de Finanzas y también del ministro del Interior. Además, cabe remarcar que ella fue elegida por el Partido Conservador y no por el pueblo, por lo cual la sociedad reclama un llamado a elecciones urgente.
En tanto, hay una enorme expectativa e incertidumbre sobre quién será el sucesor. Por el momento, Truss conservará su cargo durante una semana, hasta que se designe al sucesor.