Decenas de miles de personas asistían en la plaza de San Pedro al funeral del pontífice emérito Benedicto XVI, presidido por su sucesor, el argentino Francisco, en una ceremonia inédita en la historia reciente de la Iglesia católica.
El sencillo ataúd de madera del ex papa fue trasladado poco antes de las 09:00 locales entre aplausos mezclados con el repique de campanas, desde el interior de la basílica hasta la plaza. Una copia de los Evangelios fueron colocados sobre el ataúd, en el atrio de la basílica.
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Entre los fieles figuran muchos sacerdotes y monjas, quienes hicieron fila para entrar desde la madrugada a la inmensa explanada cubierta por la neblina.
"Para mí es un gran 'doctor' (título para los santos eruditos, ndlr) de la Iglesia. Siempre lo he pensado", asegura la religiosa mexicana Erica Merino Peña, entre las primeras en ingresar.
Las exequias del pontífice alemán, quien renunció al trono de Pedro en 2013, fallecido el 31 de diciembre a los 95 años, serán "solemnes pero sobrias", adelantó el Vaticano, tal como era su deseo.
Con presencia de Scholz
La ceremonia comenzó a las 09:30 (08:30 GMT) y deberán asistir además de cardenales y religiosos de todo el mundo, varios jefes de Estado y de Gobierno, incluido el canciller alemán Olaf Scholz.
En total, 195.000 personas desfilaron durante tres días, de lunes a miércoles, ante los despojos de Joseph Ratzinger, cuyo cuerpo yacía en un catafalco cubierto por una tela dorada, rodeado por dos guardias suizos vestidos de gala, frente al altar mayor de la basílica de San Pedro.
El primer papa alemán de la historia moderna, quien se retiró sus últimos 10 años de vida en un monasterio del Vaticano, será enterrado sucesivamente en una ceremonia privada en la cripta de la basílica, en la que fuera la tumba de Juan Pablo II hasta 2011.
Solo dos delegaciones, de Alemania e Italia, han sido invitadas oficialmente por la Santa Sede, pero muchos líderes políticos, dignatarios, religiosos y monarcas de todo el mundo han confirmado su presencia a título personal.
Entre ellos figuran el rey Felipe de Bélgica, la reina emérita española Sofía, los presidentes de Italia, Polonia y Togo y probablemente el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien el martes rindió homenaje al cuerpo expuesto de Benedicto XVI en el Vaticano.