La minería urbana, el arte de extraer metales y minerales del vertedero y no de la naturaleza, existe desde hace muchos años y se basa en la disposición correcta de los residuos eléctricos y electrónicos para el cuidado del medio ambiente.
Esta forma de hacer minería con residuos electrónicos permite recuperar componentes y metales preciosos muy valiosos para el mercado. De esta forma, se puede extraer aluminio, oro, plata, cobre y cobalto, entre otros, aclara en su publicación Unidiversidad.
Sin embargo, la minería urbana trata de evitar que los dispositivos electrónicos, los cuales tienen componentes tóxicos y nocivos para la salud, vayan a parar a los vertederos de agua.
De esta manera, en Mendoza existe una planta de residuos electrónicos que busca, por un lado, generar una economía circular con los metales preciosos y así generar una minería inversa, y por el otro, evitar que los componentes contaminantes terminen en lugares inadecuados.
Reciclarg trabaja desde hace más de 14 años en la provincia cuyana realizando la separación de cada uno de los componentes de los residuos eléctricos y electrónicos. Desde Unidiversidad, entrevistaron a Farid Nallim, cofundador de Reciclarg, una empresa de triple impacto que comenzó con el propósito de descontaminar la región de Cuyo de residuos electrónicos.
“En la actualidad, Reciclarg es una empresa social desde la que se está articulando y ofreciendo una solución concreta y sustentable al problema de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Nuestra meta es la disposición adecuada de cada pieza extraída de los aparatos electrónicos que ingresan a la organización”, destacó Nallim.
Con respecto a la recuperación de los metales preciosos, Nallim destacó que la empresa trabaja fuertemente en realizar una separación previa de cada aparato. Para ello, se trabaja para recuperar los plásticos, los materiales de vidrio y los materiales ferrosos.
“Nosotros hacemos una previa separación. A diferencia de otros residuos, el residuo electrónico es un residuo muy nocivo, no solo para la recuperación de los metales preciosos, sino también para recuperar y separar cada una de estas componentes. Para ello, se debe separar completamente los plásticos, los metales de los tornillos, para que puedan pasar al proceso de recuperación de estos materiales y puedan ser valorizados”, continuó.
En lo que respecta al continente americano, todavía no hay ninguna planta de tratamiento que separe los RAEE -son plantas de fundición que puedan recuperar estos metales-. Estos materiales se tienen que exportar a Europa o Asia. En este caso, Reciclarg lo envía a Europa, más precisamente a una planta ubicada en Bélgica.
No hay que tirar ningún tipo de residuos electrónico. Siempre hay que buscar puntos verdes habilitados que puedan hacer el proceso correcto y disposición final de estos equipos.
Minería inversa vs. minería tradicional
Lo loable del residuo electrónico es que casi se puede recuperar en un 90 % lo reciclado, es decir, se puede recuperar casi todo el material eléctrico o electrónico que estamos desechando.
Para entender mejor este concepto, debemos enfocarnos en la concepción de la denominada “minería inversa”. Esta forma de realizar la separación de residuos, se diferencia de lo que comúnmente conocemos como minería tradicional.
“En una tonelada de tierra, a través de la minería tradicional, se puede obtener alrededor de 5 gramos de oro; mientras que en la minería inversa, en una tonelada de celulares se puede obtener alrededor de 400 gramos de oro. Este es el potencial económico y de recuperación que debemos enfocarnos en el futuro, para, de esta forma, generar crecimiento económico sin afectar el medio ambiente”, señaló el cofundador de Reciclarg.
Los dispositivos que más se reciclan en Mendoza
Mendoza desecha distintos tipos de residuos electrónicos. En particular, hay una serie de dispositivos que se denomina “huérfanos”, ya que son los residuos más antiguos y que las personas o empresas tienen guardados en sus casas o en depósitos sin usar.
“Afortunadamente, la sociedad mendocina es muy consciente del reciclaje de los residuos electrónicos, y lo que más suelen desechar en los contenedores o puntos limpios son monitores, CPU, gabinetes, impresoras o fotocopiadoras. Extrañamente, para los que muchos piensan, lo que menos reciclamos son teléfonos celulares, ya que las personas tienen un apego muy personal a ellos, y por lo general, suelen guardarlos y no desecharlos”, indicó Nallim.
“Desde Reciclarg también trabajamos fuerte en lo que se refiere a la economía circular, por lo que recomendamos que los dispositivos electrónicos sean utilizados lo más que se pueda. De esta forma, si no podemos seguir utilizando el aparato (por cualquier causa o motivo), debemos pensar en regalarlo, donarlo o venderlo. De esta manera, damos la posibilidad de extender la vida útil del dispositivo y que otra persona pueda sacarle provecho. Así, solo vamos a desechar el equipo (en los puntos limpios que corresponde) cuando sea absolutamente necesario”, agregó.
El combate entre la obsolescencia programada y las leyes internacionales
La obsolescencia programada afortunadamente está cambiando en la industria tecnológica. A nivel internacional ya existen legislaciones que obligan a las grandes empresas a tener un modelo de cargador universal, el cual se define como USB-C. Esto va a permitir que se reduzca de manera significativa la cantidad de residuos generados por los cargadores electrónicos.
Otro de los grandes conflictos tiene que ver con el “ecodiseño” de los dispositivos electrónicos. Esta situación obliga a las grandes marcas a pensar en dispositivos electrónicos que sean fáciles de reciclar.
Convenio de Reciclarg con los municipios del Gran Mendoza
En cuanto a los convenios de los municipios, la empresa mendocina continúa trabajando fuertemente. “Por suerte, cada vez tenemos más puntos limpios en el convenio, por cierto, hoy creo que contamos con 18 puntos limpios alrededor de toda la provincia de Mendoza. Entre los departamentos, enconreamos a Lavalle, Ciudad, Luján, Godoy Cruz, Maipú, Las Heras, Guaymallén, entre otros”, finalizó Nallim.
Esta tarea es para que el vecino tenga la posibilidad de tener un punto limpio cercano, se trabaje en una conciencia ambiental en conjunto y poder llevar los dispositivos RAEE a una planta de tratamiento especializada.