Mendoza es potencia. Ahora y mañana. Siempre nos han hecho que creer que la remamos desde atrás, pero no es así. Sin recursos del Gobierno (por más que los directivos agradezcan por educación, diplomacia) pero con enormes sacrificios realizados por los dirigentes de la Asociación Mendocina de Patín (AMP), el hockey sobre patines de Mendoza escribió otra página dorada en la vecina provincia de San Juan.
Mendoza vale oro. La Borravino brilló con luz propia en el Campeonato Argentino de Selecciones Federativas de la rama Femenina, donde participaron las categorías 2008, 2006, 2004 y 2000, con la presencia de delegaciones de Mendoza, San Juan, Entre Ríos y Buenos Aires.
Las coronas las lograron as categorías 2000 y y 2008, es decir, las más pequeñitas y las más grandes del certamen que se realizó en la pista de Richet y Zapata. Estos son los resultados de un proceso que se inició el pasado año con un cuerpo técnico integrado por Valeria Fragapane, Yanina Defeliche, Jorge Ulagnero, Gustavo Giunta y Nicolás Palomino, bajo la supervisión de Juan Carlos Orosito y Diego Guerrero.
En la categoría 2008 Mendoza inició el camino a la consagración derrotando por tres a uno a su par de entre Ríos. Luego se topó con San Juan, rival con el que igualó dos a dos. Venció por dos a cero a la Selección Porteña y en el juego final venció por 3 a 2 a San Juan. Fueron campeonas invictas.
En la categoría 2000 la obtención del cetro fue más sacrificada. Mendoza le ganó con lo justo, uno a cero, al combinado de Cuyo. Luego perdió, de manera inapelable, por tres a cero ante las dueñas de casa. Exigidas por el resultado, las chicas mendocinas ganaron por cuatro a cero a la Selección Porteña y en el partido decisivo se sacaron la espina con las sanjuaninas tras empatar uno a uno y vencerlas en los penales por dos a uno.
También es muy meritorio lo realizado por los planteles de las categorías 2004 y 2006 al obtener los subcampeonatos.
Mendoza pasó por San Juan y gritó campeón. Una vez más, a pulmón, pero con una vergüenza deportiva que no se compra, no se vende, no se paga con dinero, sino con amor a la camiseta.