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El martes 13 que empezamos a escribir "Argentina camp..."

Se cumple un mes de la goleada frente a Croacia, el partido más brillante que jugó el seleccionado argentino en Qatar 2022

Redacción
13/01/2023 16:22
Messi, determinante como siempre.
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Un mes atrás, no faltó quien hiciera presunciones acerca del infortunio que podía desencadenarse debido a que las supersticiones indican que un martes 13 cualquier esperanza puede convertirse en una frustración. No había lógica que lo afirmarse, sino simplemente especulaciones de tan larga data como una escasa eficacia probada. De hecho, en el Centro de Prensa del Estado de Qatar, ubicado en la zona de Msheireb – microcentro de Doha- y entrada a la tan identitaria como turística zona del SouqWakif, el tema principalísimo entre periodistas acreditados de diferentes regiones del mundo era el duelo que iban a sostener ni más ni menos que Lionel Messi y Luka Modric, los emblemas referenciales de Argentina y Croacia, respectivamente.

El diario qatarí más importante, Qatar Tribune, le había dedicado la portada al anuncio del enfrentamiento en el Lusail Stadium, preguntándose si los croatas estaban en condiciones de frenar a lo que consideraban, en argot futbolístico, tanques o camiones argentinos. Y estábamos allí, contestando a colegas que observaban en nuestra credencial de prensa que éramos del “país de Maradona y Messi”, como solían identificarnos de manera coloquial y hasta en tono admirativo.

Tras las secuelas de la -simbólicamente expresado- “batalla ante “Países Bajos”, con tanta tensión y adrenalina distribuidas desde nuestras individualidades, los días siguientes a la contienda con los neerlandeses y su entrenador Louis Van Gaal estuvieron impregnados de interrogantes con respecto a si los jugadores argentinos habían retomado el justo punto medio de su control emocional o aún les persistían huellas de índole psicológica. El equilibrio que mantuvo Lionel Scaloni con sus respuestas en las conferencias de prensa posteriores obró como un indicio de que se había dado vuelta la página rápidamente.

Y ya en el campo de juego, en el primero de los duelos semifinalistas – el otro iba a ser Francia vs Marruecos, al día siguiente – fue el propio desarrollo del partido lo que marcó claramente la división de las fuerzas en pugna. Por algo, a Croacia se le suele denominar, en términos futbolísticos, como el equipo “más sudamericano entre los europeos” debido a similitudes en su modo de enfrentar al rival y, sobre todo, cómo el mediocampo se desdobla en la transición defensa/ataque. Pero claro, más allá de un predominio inicial, la intensidad de las apariciones de Leo en escena reactivaron progresivamente a la línea media albiceleste y el equipo se transformó en EQUIPO – así, en mayúsculas- hasta ser el protagonista estelar de una lección de fútbol en todo sentido.

 

El inolvidable arreo de Leo a Gvardiol.

 

Desde la ejecución del penal que Messi transforma en el gol de la apertura, más sendas producciones determinantes en defensa como las de “Cuti” Romero y Nico Tagliafico, el mediocampo argentino tuvo su motorcito en Rodrigo De Paul más la brillante prestación de Enzo Fernández en la faz táctica y la consolidación definitiva de Julián Álvarez como delantero todo terreno – la determinación y visión que tuvo con su apilada memorable desde campo propio hasta arrear media defensa y someter a Livakovic le dio pie a conquistar un tanto histórico -.

Si algo le faltaba al partido para transformarse en un choque legendario, la escena definitiva llegó con la corrida messineana que llevó al defensor croata Josko Gvardiol -la semana próxima cumplirá 21 años- a mirarle el número de la camiseta al mejor futbolista en la reciente Copa del mundo. Ni siquiera se notaron los 15 años de diferencia entre uno y otro, más que nada porque, si bien el tanto lo marcó Julián, lo cierto es que el redondeo de la goleada 3-0 ingresa al museo del capitán argentino como otra de sus joyas inmaculadas.

La percepción generalizada entre la prensa internacional tras el partido era que Argentina ya se estaba empezando a bordar la tercera estrella en su camiseta y que solamente Francia podía impedírselo. Tuvieron razón, pero “les bleus” hicieron lo posible aunque el que recibió la Copa juega en la Ligue 1…pero es argentino.

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