La Secretaría de Energía elevó a Legal y Técnica el texto final del proyecto de ley para fomentar las inversiones petroleras en todo el país durante los próximos 20 años. En pos de acelerar el desarrollo en todas las cuencas, aunque principalmente en la formación Vaca Muerta, y sustituir importaciones para, entre otras cosas, frenar al dólar.
La norma sería enviada en los próximos días al Congreso Nacional y contiene distintos regímenes de promoción, que incluyen incentivos como la posibilidad de acceder libremente a una parte de los dólares por las exportaciones, zanahorias impositivas, la “institucionalización” del Plan Gas y el intento de garantizar una estabilidad fiscal prolongada en el tiempo. Apunta a “resolver los desafíos del sector, generando incentivos que impulsen la inversión, sin dejar de atender el frente fiscal, cuidando el abastecimiento interno e impulsando la soberanía energética”, informaron oficialmente.
En el Gobierno estiman que las importaciones de gas rondan los u$s 2500 millones por año, que se podrían reemplazar con mayor producción local y ventas al exterior en condiciones firmes.
La “Ley de Promoción de Inversiones Hidrocarburíferas” fue impulsada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, para evitar la salida de divisas del Banco Central (BCRA), ya que entiende que el sector es uno de los grandes consumidores de dólares que desequilibran la balanza comercial, pero a la vez tiene el potencial de dar vuelta la ecuación.A la “restricción externa” que enfrenta la economía argentina hace décadas se le sumó en los últimos años la necesidad de importar combustibles para no tener que cortarle el gas a las industrias; en 2011 se revirtió por primera vez en 25 años el superávit comercial energético y desde entonces siempre hubo un rojo en la balanza sectorial.
Gran parte del trabajo fue realizado por Demián Tupac Panigo, hombre de Guzmán con cargo en el directorio de la petrolera estatal YPF; el asesor energético Santiago López Osornio; y Ariel Kogan, mano derecha del secretario de Energía, Darío Martínez. Fue articulado tambien con los secretarios de Política Económica y Tributaria, Fernando Morra y Roberto Arias, respectivamente; dependencias del Ministerio de Desarrollo Productivo, con Matías Kulfas a la cabeza; y el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), Federico Bernal.
La ley de fomento a las inversiones está dividida por capítulos. Los funcionarios esperan bajar el costo de capital y subirse al tren de la oportunidad para exportar petróleo y usar el gas de Vaca Muerta como el combustible de la transición energética. El Gobierno también busca el desarrollo de una industria local de proveedores, con generación de trabajo argentino “a lo largo y a lo ancho del país”.
El precio interno del barril seguirá siendo negociado entre los actores del mercado, sin la intervención oficial ni aislado de los valores internacionales. Las retenciones variarán entre 0% y 8% y nunca podrán superar este último porcentaje.
Además cambiará el Impuesto a los Combustibles Líquidos: volverá a ser, como hasta 2017, un porcentual -ad valorem- y no un monto fijo actualizable cada tres meses, lo que alimentaba la inflación. Con el 2% de los derechos de exportación, se crearán dos fondos con asignación específica para promover la inclusión laboral con perspectiva de género (administrado por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad) y también para premiar los proyectos con menor impacto ambiental, que faciliten el camino hacia la transición energética.
A su vez, se garantizará una exportación ascendente que empieza en el 20%. Las petroleras tendrán acceso libremente a la mitad de los dólares por esas ventas. Según fuentes oficiales, habrá un incentivo a producir un 50% más que la “línea base”, para lograr crecientes cupos de exportación (también de hasta 50%). Se mantiene la prioridad para satisfacer el mercado interno. En consecuencia existirán mejores condiciones para la exploración y producción convencional con recuperación primaria, secundaria y terciaria en pozos inactivos, maduros o de baja productividad.