Armando Lucero abusó de su hija Cecilia durante décadas. De esas violaciones nacieron siete hijos. Ahora, por primera vez, salen a la luz los diarios de la víctima, en los que describe paso a paso cómo se produjeron esos vejámenes y de qué forma su madre sería cómplice de la pesadilla. Tres párrafos completados por 51 palabras para detallar la fría noticia.
Poco importa lo que queda detrás de todo esto. Muy poco. La noticia fue dada y que será de los pequeñitos afectados, de la señora. Que hayan caído en buenas manos no es noticia, no vende. Pero han caído en buenas manos. Se encuentran bien porque existe un grupo de personas que se han esforzado para que esto sea así.
De la prisión a la liberación, de la angustia a la felicidad, del llanto a la risa, esas son las sensaciones que vivió una mujer que sufría violencia de género de haces muchísimos años. Un día tuvo el valor de denunciar a su agresor porque se violentó con un menor, ese gran paso fue lo que dio pie a que pudiera cambiar su vida y la de sus hijos. Gracias al trabajo en red y colaborativo realizado por varias instituciones educativas y los organismos municipales de capital (NIDO; Niñez y adolescencia, Diversidad Y Género,) que apoyaron en forma incansable a esta valiente mujer y que ella se terminó de liberar de su pesadilla dando a conocer que este personaje violento con los niños era aparte su violador por años. Una verdadera pesadilla.
Nuevamente toman un rol fundamental las instituciones que la ayudaron a que esto tomara forma legal y lo denunciara al agresor en el Ministerio Público fiscal para que se diera curso a su ayuda.
En este momento es cuando toma importancia la ayuda del municipio de capital a través de la coordinación de género y diversidad, la cual la asistió, le brindó la ayuda necesaria junto a los otros organismos que ya venían conteniendo no sólo a ella sino también a sus niños.
Años de violaciones, años de sufrimiento, años de humillación se vieron terminados cuando todos hacen lo que se debe hacer e ingresa a un refugio para que sea contenida, abordada por profesionales y por sobre todo cuidada y protegida. El viernes pasado a este violento se le terminó su juego cuando fue aprehendido en horas de la tarde en un barrio del Oeste capitalino (Escuela Comandante Espora del Barrio San Martín) y hoy más que nunca se siente un deber cumplido cuando está alojado ya en el penal.
Este es un gran logro para esta mujer el hacer valer sus derechos y el de sus hijos, este gran paso cambia la vida de ella y las de sus pequeños que se merecen tener una vida mejor. Se destaca de esta situación el gran trabajo en red y mancomunado que realizan las instituciones y los organismos del Oeste capitalino (Barrio Flores, Olivares, San Martín) que hacen que este tipo de abusos no sucedan más cambiándole la vida a muchas personas como trabajadores sociales, psicólogos directivos, docentes de diferentes niveles, agentes sanitarios, doctores, son los que acompañan a estas personas que sufren y dan todo para poder cambiarles su realidad. Esto demuestra que es muy importante seguir trabajando así para cambiarles el futuro a muchas personas.
También entristece que los dueños de lo ajeno hayan entrado a robar a la casa de estos niños y que hayan robado lo poco que tenían y dañado sus pertenencias, algo para reflexionar como sociedad.