Historia pura. Sapiensa plena. Da gusto escucharlo. Un abogado que encarriló su causa por el sentido común basado en la veracidad de los hechos y atrapado por la nobleza y por las creencias en pos de un objetivo enmarcado en la decencia de la política. Un político decente, noble, de raza, de cepa, de esos de los que hoy carecemos, lamentablemente.
Hipólito Solari Yrigoyen, activista reformista en la universidad y miembro de la Unión Cívica Radical que fue dos veces senador de la Nación, habló en el programa “Ídolos y Anónimos” que se emite por Radio Jornada (91.9).
El abogado y político argentino hizo un repaso de su militancia en el partido centenario ante los periodistas Jorge Eduardo Barbieri y Orlando Abraham.
En la emisión que se escucha por el éter del Grupo Jornada, el todavía referente de la Unión Cívica Radical habló del atentado que sufrió en la década del ‘70, su amistad con Agustín Tosco, Raúl Ricardo Alfonsín, Mario Abel Amaya, Francois Mitterrand, recordó la nefasta Triple A y también al inescrupuloso José López Rega. Imperdible.
“Fui abogado defensor y amigo personal de Agustín Tosco. Quiero aclarar que todas, sin excepción alguna, fueron ad honorem.” Dice en el arranque de la entrevista que concedió a los periodistas del programa deportivo más escuchado en toda Mendoza.
“Me tocó sufrir el primer atentado el 21 de noviembre de 1973. Fue como la presentación en sociedad de este organismo terrorista que estaba vinculado al estado porque quien les inspiraba era el Ministro de Bienestar Social José López Riga” recuerda el chubutense.
“Sufrí cinco a seis operaciones luego del atentado, pero lo más importante es que salvé la vida que es lo más valía y salvé la vida porque el primer atentado fue una bomba en mi automóvil que explotó cuando lo puse en marcha. Era un Renault 6, era un coche pequeño, relativamente frágil y gracias a eso salvé la vida, porque si hubiera sido un coche compacto, fuerte, moría instantáneamente. Creo que ese era el objetivo de quienes pusieron la bomba, los integrantes de la Triple A” explica en tono tranquilo.
“Con Mario Abel Amaya fuimos amigos, fuimos de la misma generación, éramos del mismo partido. Los dos fuimos fundadores del movimiento Renovación y Cambio. Fuimos defensores de presos políticos. En el caso de Tosco yo era el defensor y Amaya el apoderado. Él era como un hermano para mí. Los dos fuimos secuestrados el mismo día y la misma madrugada. Él fue secuestrado en Trelew y yo en Puerto Madryn y los dos en nuestros domicilios particulares. El asma lo llevó a la muerte. Yo pude sobrevivir el enorme castigo que recibimos porque en aquel entonces era más joven y tenía buena salud. Esa característica no tenía Amaya porque él era asmático. A él le quitaron los remedios, el inhalador y prácticamente con eso lo asesinaron más el maltrato inhumano que recibimos” recuerda con tristeza.
“Fui uno de los fundadores de la CGT de los argentinos. Estuve en el congreso con Amado Olmos. Era yo abogado de los Gráficos cuyo Secretario General era Raymundo Ongaro, un gran luchador y amigo personal” refresca.
“Raúl Alfonsín tenía un gran respeto por Balbín, pero él significaba la renovación, una renovación que era muy amplia. Balbín, en esa época, nunca había salido al exterior, ni siquiera para ir al Uruguay. Después, antes de morir si hizo dos viajes. Con esa actitud la política internacional prácticamente no existía en el partido y eso lo llevamos nosotros al exterior. Yo fui uno de ellos como exiliado. Integré totalmente la oposición no violenta a la dictadura militar que por aquel entonces gobernaba el país” dice en referencia al padre de la democracia en la Argentina, el Doctor Raúl Ricardo Alfonsín, el último gran político que viera este país.
En Francia tuve una gran amistad con Francois Mitterrand. Se lo presenté al Doctor (Arturo) Illia y también al Doctor Alfonsín. Tuve un gran trato con Miterrand. Él era un verdadero luchador, un gran demócrata con sentido progresista y social de la política. Con todo esto un poco llevé el radicalismo al exterior porque Ricardo Balbín, que era un gran dirigente nacional en ese entonces, nunca había salido del país, es decir, él se movía muy bien y hábilmente en la política interna, pero la política exterior no existía. En mi condición de exiliado representaba el exilio no violento al régimen dictatorial de los militares, hice conocer al radicalismo en el exterior, sobre todo las posiciones en la cual nosotros no teníamos nada que ver con la violencia política, sino que éramos luchadores con los métodos tradicionales, con el pensamiento, con la acción opositora que se manifestaba de diferentes maneras pero siempre alejados de la violencia” expresó en la señal del Grupo Jornada.
“Teníamos un periódico que se llamaba La República. Ese periodo empezó haciéndose en México con un correligionario nuestro que de alguna manera era el sostén económico. Él lo hacía proscribiendo y yo era un simple colaborador pero él tenía mala salud y me fue delegando a mí diferentes funciones y desgraciadamente murió muy joven. Quede a cargo del proyecto” rememora Solari Yrigoyen.
Don Hipólito es un dirigente que dedicó su vida a defender la democracia, la soberanía sobre las Islas Malvinas, a los trabajadores y a los derechos humanos. Es uno de los pocos dirigentes que prestigia a la política, Hoy tiene 87 años y muchas ganas de aferrarse a la vida.