Por más lejano que pueda sonar para la Argentina todo lo relacionado a la Reina Isabel II del Reino Unido, fallecida a los 96 años, la histórica referente de la Realeza británica tuvo algunos puntos de contacto con el país, a pesar de que se destaca el hecho de que varios miembros de su familia visitaron estas tierras pero ella no.
El mismo día en que asumió al frente del trono, el 2 de junio de 1953, rechazó una propuesta del entonces presidente argentino, Juan Domingo Perón, para comprar las Islas Malvinas, que llevaban en ese momento 120 años ocupadas por el Reino Unido.
El encargado de llevar la oferta fue el vicepresidente, Alberto Teisaire, un contraalmirante mendocino que viajó con el título de embajador extraordinario y plenipotenciario con la misión especial de representar a la Argentina en la ceremonia de coronación de la flamante monarca, quien se aprestaba a reemplazar en el trono a su fallecido padre, Jorge VI.
Aquel martes, Teisaire estuvo ubicado en uno de los palcos tapizados de azul del coro de la Abadía de Westminster, lugar en que estuvieron los representantes extranjeros.
"La Argentina quiso honrar doblemente a Gran Bretaña, enviándole a la personalidad que sustituye al presidente Perón cuando éste se halla ausente y que es, al mismo tiempo, en eminente representante de aquella de las tres armas que cuenta con la predilección británica", publicó al día siguiente el diario Clarín en base a un cable de la Agence France Presse (AFP).
Pero la "misión especial" del contraalmirante no se limitó a representar al país en la coronación de la monarca, sino que también fue el encargado de formalizar una propuesta de Perón para recuperar las Islas Malvinas.
Durante un encuentro privado en el Park Lane Hotel, el vicepresidente informó al entonces subsecretario de Exteriores británico con responsabilidad sobre los asuntos latinoamericanos, lord Reading (Gerald Rufus Isaacs), sobre la intención de la Casa Rosada de comprar el archipiélago ocupado por el Reino Unido desde enero de 1833.
Según documentos oficiales británicos desclasificados en enero de 1984, el mendocino manifestó que el Gobierno "deseaba que las relaciones económicas anglo-argentinas se establecieran sobre una base firme, y que su propuesta era que, como parte de algún arreglo a largo plazo, Gran Bretaña debería renunciar a todos los derechos y reclamaciones sobre las Islas Malvinas".
Aunque no se ofreció una cifra específica, el funcionario del Reino Unido rechazó tal propuesta y justificó la negativa al señalar que "los habitantes de las Islas Malvinas eran británicos, y si se celebraba un plebiscito, votarían prácticamente por unanimidad para permanecer bajo la bandera británica". En el documento se agregó, entre paréntesis, que "el almirante estuvo de acuerdo en que probablemente era cierto".
También quedó registrado en esos informes desclasificados que lord Reading le dijo a Teisaire que "era inconcebible que cualquier Gobierno británico considerara la venta de las islas".
"Si lo hicieran, se produciría de inmediato un tremendo clamor popular y el Gobierno ciertamente sería derrocado", analizó en aquella reunión privada el subsecretario de Exteriores británico con responsabilidad sobre los asuntos latinoamericanos.
Siete años después, en el marco de una gira por Europa, el presidente Arturo Frondizi recibió una invitación del Gobierno británico para hacer una escala en Londres: el referente desarrollista aceptó y aterrizó con motivo de una visita oficial.
Una de las tantas actividades que mantuvo el líder del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) en la capital del Reino Unido fue la asistencia a un banquete ofrecido por la Reina Isabel II.
En ese contexto, Frondizi fue condecorado con el título de Caballero de la Gran Cruz de la Orden de San Miguel y San Jorge.
En tanto, en 1998 el entonces mandatario, Carlos Menem, también estuvo en el Reino Unido y tuvo la oportunidad de compartir un almuerzo con la soberana británica en el Palacio de Buckingham: allí, el riojano protagonizó un insólito momento para el protocolo real cuando colocó sobre los hombros de la monarca un poncho de vicuña.
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Al igual que Frondizi, Menem también fue condecorado con el título de Caballero de la Gran Cruz de la Orden de San Miguel y San Jorge.
Uno de los datos que sorprende en el vínculo entre la Argentina y la fallecida Reina es el hecho de que nunca haya visitado el país: varios miembros de la familia real estuvieron por estas tierras, pero lo más cerca que estuvo ella fue cuando visitó Brasil y Chile en 1968 junto al príncipe consorte Felipe.
Éste último, fallecido el 9 de abril de 2021 a los 99 años, sí había estado en la Argentina: dos veces en las Islas Malvinas (ocupadas por el Reino Unido desde 1833) y otras dos ocasiones en el territorio continental, donde incluso se comenta que tuvo un amorío con Magdalena "Malena" Nelson Hunter de Blaquier, una hermosa mujer de la clase alta que había estado casado con el empresario Juan José Silvestre Blaquier Elizalde.
Su segundo hijo varón, el Príncipe Andrés, combatió en la Guerra de Malvinas como piloto de helicópteros en el portaaviones HMS Invincible.
También es recordada la visita de la princesa de Gales, Lady Di, en noviembre de 1995, ocasión en la que -entre otras actividades- tomó el té en Gaiman, una ciudad chubutense reconocida por la influencia de los inmigrantes galeses.
En octubre de 2018, la Princesa Ana, hija de la fallecida monarca, estuvo en Buenos Aires en el marco de los Juegos Olímpicos de la Juventud.
Además, la actriz estadounidense Meghan Markle, casada con su nieto el Príncipe Harry, tuvo un paso por la Argentina en 2002, tras obtener un doble título en Relaciones Internacionales y Teatro en la Northwestern School of Communication, en Illinois.
Concluida su etapa universitaria, Markle, que en ese momento tenía 20 años, aplicó para una práctica en el Departamento de Estado norteamericano y logró un puesto en la representación diplomática ante la Argentina.
"Terminé trabajando en la Embajada en Buenos Aires por un par de meses. Fue durante la devaluación económica", recordó una vez la artista en una entrevista.
Y agregó: "El secretario del Tesoro en ese momento, Paul O ´Neill, estaba allá. Tenía 20 años, en Buenos Aires, en una caravana, haciendo todo eso. Pensé en serio que tendría una carrera en política".
Sin embargo, al finalizar su pasantía la joven volvió a Estados Unidos y allí tomó contacto con un productor de televisión, en lo que fue el comienzo de su historia artística.