El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, partió hoy rumbo a Europa, donde se reunirá con los líderes de la OTAN y de la Unión Europea (UE) y visitará Polonia en busca de reforzar la unidad de Occidente y aumentar las sanciones sin precedentes impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania.
Durante la gira de cuatro días, Biden pondrá a prueba su capacidad para sortear la peor crisis del continente desde la Segunda Guerra Mundial en 1945, mientras crecen los temores de que Rusia utilice armas químicas o nucleares en una cruenta invasión que ha encontrado una tenaz resistencia ucraniana.
La posibilidad de un ataque ruso con armas químicas en Ucrania es una "amenaza real", advirtió hoy el presidente estadounidense al salir de la Casa Blanca.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, dijo anoche que el mandatario coordinará con los aliados la asistencia militar para Ucrania y las nuevas sanciones a Rusia y que trabaja en esfuerzos a largo plazo para impulsar las defensas en Europa del Este, donde más países temen la agresión rusa.
El presidente estadounidense también tiene como objetivo disminuir la dependencia de ese continente de la energía rusa.
Mañana, Biden asistirá en Bruselas a una cumbre extraordinaria de la OTAN, a una de la UE y a una reunión del Grupo de los Siete (G7) países más industrializados. El viernes vuela a Polonia, vecina de Ucrania y que ahora es la primera línea en lo que algunos llaman la nueva Guerra Fría. En tanto que el sábado, Biden se encontrará con su presidente, Andrzej Duda
La intensa agenda diplomática marca un momento crucial en el peligroso punto muerto con Putin, quien busca forzar a Ucrania, una exrepública soviética, a renunciar a su deseo de ingresar a la OTAN y quedar bajo la órbita militar de Estados Unidos.
Después de un mes de combates, las fuerzas rusas arrasaron con varias franjas del país pero todavía cuentan con pocas victorias militares significativas, mientras Ucrania sigue en resistencia. Si el conflicto se prolonga, la capacidad de Rusia para sortear las pérdidas militares y las sanciones económicas dependerá en parte de qué posición adopte su aliado China.
Beijing se ha negado a condenar la guerra de Putin o a respaldar las sanciones y, por ahora, el principal objetivo de Washington es asegurarse de que China no intervenga activamente del lado del Kremlin, ya sea rescatando la economía rusa o enviando armas.