El legendario lateral izquierdo del Real Madrid y la selección brasileña, Roberto Carlos, vive un capítulo inesperado en su vida personal. Tras 14 años de matrimonio con Mariana Luccon, el exjugador ha iniciado un proceso de divorcio que no solo sacude su vida sentimental, sino también su considerable fortuna, estimada en 160 millones de euros.
Un nuevo "campo de juego" en Valdebebas
En medio del proceso legal, Roberto Carlos tomó una decisión poco común: trasladarse a la Ciudad Deportiva de Valdebebas, propiedad del club que lo vio brillar como uno de los mejores laterales de la historia. La institución, con la que mantiene una estrecha relación como embajador internacional, le permitió residir temporalmente en una de las habitaciones destinadas a las concentraciones de los jugadores del primer equipo.
Las instalaciones de Valdebebas, diseñadas con el más alto nivel de comodidad, incluyen habitaciones con cama king size, duchas con jacuzzi, televisores de última generación y acceso a gimnasios y campos de entrenamiento. Este refugio temporal no solo le brinda un espacio para reorganizar su vida, sino también la posibilidad de mantenerse activo físicamente, una rutina que siempre ha valorado.
Una familia numerosa y compleja
La vida familiar de Roberto Carlos es tan amplia como su legado en el fútbol. Padre de 11 hijos con siete mujeres diferentes, su historia personal ha sido objeto de interés mediático desde hace años. Algunos de sus hijos residen en Brasil, mientras que otros viven en países como México, Hungría y España, reflejando la dimensión global de su vida personal.
Con Mariana Luccon, madre de dos de sus hijas, Manuela y Marina, había consolidado una relación que parecía estable. Sin embargo, su separación revela las complejidades de un matrimonio con bienes compartidos, incluida una lujosa finca en La Moraleja, que ahora podría entrar en disputa legal.
El exfutbolista también tiene hijos con otras parejas, como Alexa Fedra (madre de Christopher), Dora Robles (madre de Rebecca Carla) y Barbara Thurler, con quien tuvo a Bernardo y Betina. Su primera esposa, Alexandra Pinheiro, es madre de tres de sus hijos: Roberta, Giovanna y Roberto Junior.
Un legado más allá de los campos
Aunque Roberto Carlos colgó las botas en 2015, sigue vinculado al fútbol como embajador de la FIFA y del Real Madrid. Su presencia en eventos oficiales y su carisma lo mantienen en el ojo público, aunque en esta ocasión la atención se centra en su vida privada.
En una entrevista reciente, el exjugador reflexionó sobre su situación actual: “Valdebebas es un hogar temporal, pero el fútbol y mi familia son mi verdadera estabilidad”. Mientras se define su futuro personal y patrimonial, Roberto Carlos continúa demostrando que, dentro o fuera del campo, sabe afrontar los desafíos con la misma determinación que lo llevó a la cima del fútbol mundial.