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Scaloni y lo prohibido

No se puede negar el efecto que produce Lionel Scaloni. Por momentos, su tranquilidad y su claridad mental terminan con casi toda inquietud, sumado a su aplastante sentido común. Eso, para una prensa, salvo honrosas excepciones, acostumbrada a tirar centros para que cabecee, determina conferencias previsibles, y hasta con algunas preguntas repetidas que obligan al entrenador a responder que ya se refirió a esa temática.

Redacción
24/06/2024 22:46
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Pero por debajo de esas aguas tranquilas aparecen otros hechos que generan más rispideces y que sí fueron mencionados en esta última conferencia de prensa previa al segundo partido de la selección argentina en esta Copa América: el estado de los terrenos de juego en el torneo, que son de malos a pésimos, disfrazados por el récord temporal para reemplazar al césped artificial por el natural, o el bajo rendimiento de algunos jugadores del equipo nacional, o el bajo nivel del campeonato respecto a la Eurocopa, su similar europeo, que se desarrolla en forma paralela.

Estos temas suelen ser respondidos con monosílabos o directamente, no encuentran explicación. Por ejemplo, llamó la atención que luego de la queja del estado del césped del Mercedes Benz Stadium de Atlanta después del debut ante Canadá, por parte del entrenador, ahora no quiso volver a hablar de eso, enfatizado con un “ya está”, aunque con el colega de “Cadena 3” de Rosario, Claudio Giglioni (por cierto, uno de los que siempre preguntan algo atinado, serio) creímos escuchar que en un momento, y refiriéndose al estado del césped del Met Life, escenario del partido de esta noche en Nueva Jersey, el director técnico indicó que “no me dejan”, sin referirse exactamente al dueño de esa decisión. ¿Será la propia organización?

Y de paso, cuando nos referimos a la organización, ¿hacemos referencia al soccer estadounidense o a la Conmebol? ¿Cuál de los dos fue responsable, en Atlanta, de entregar los pases para la conferencia de prensa a minutos de comenzar el partido y con una de las empleadas subida a una silla cual discurso opositor en una plaza, para dar los nombres de los agraciados sin siquiera un micrófono en mano?

En este mismo sentido, Jornada pudo preguntarle a Scaloni en la conferencia de prensa del Met Life acerca de las críticas de la prensa europea al nivel de la Copa América (¿cuánto contribuye ese césped en mal estado, cambiado a los apurones a último momento y cuánto el calor insoportable para los partidos que se juegan por la tarde, tomando en cuenta que el defensor uruguayo del Barcelona, Ronald Araujo, tuvo una leve lipotimia en su debut ante Panamá¿ en todo caso, cómo se extraña, en este punto, a Diego Maradona, capaz de enfrentarse a la dirigencia por temas como estos. Hoy, esa clase de jugadores escasea, como cuando para patear un tiro libre esperan la indicación desde el banco de suplentes.

A nuestra pregunta, el entrenador volvió a contestar con evasivas, refiriéndose a las conocidas críticas de Kylian Mbappe sobre el nivel del fútbol sudamericano respecto al europeo. Por lo menos, Scaloni sí dio su opinión acerca de que el fútbol sudamericano suele ser molesto en los mundiales, aunque puso como ejemplo a Paraguay, que lo fue especialmente para España en Sudáfrica 2010 de la mano del “Tata” Gerardo Martino, y hasta fue finalista de la Copa América en el Monumental, ante Uruguay, un año más tarde. Sin embargo, la albirroja lleva demasiado tiempo alejada de los tiempos de gloria.

CONFERENCIA SCALONI T&C Sport

Todo indica que lo que parece necesitar Scaloni son preguntas movilizadoras, revulsivas, que no le hagan sentir que pierde media hora de su trabajo acudiendo a una sala para que le pregunten qué le va a regalar a Lionel Messi para su cumpleaños, o si pertenece al “Team verano” o al “Team invierno”.

Entonces, nos daremos cuenta de que el problema no pasa sólo por la AFA o la organización, sino por nosotros mismos, por lo que queremos, podemos o sabemos preguntar. Todavía hoy, el periodismo tiene que tener preguntas que enojen, molesten, piquen, sin necesidad de tirar centros perfectos a la cabeza de quien ya se va acomodando para el rechazo, con escasa dosis de sorpresa.

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