En una jornada de atractivos test matches, tres de los duelos que más interés generaban en el mundo del rugby superaron las expectativas, incluso dos de ellas al definirse en la última jugada. En Twickenham, Inglaterra superó a Sudáfrica por 27-26 al convertir un penal Marcus Smith sobre la hora. En tanto, una definición idéntica tuvo el juego en el que Gales derrotó en Cardiff a Australia por 29-28 con un penal de Rhys Priestland que marcó el cierre del encuentro. Por su parte, Francia hizo un partidazo para superar por 40-25 a Nueva Zelanda, tras un gran primer tiempo frente a su público.
Los disputados en el Reino Unido fueron dos partidos de los que se recordarán por mucho tiempo, por la intensidad y por sus desenlaces agónicos. El seleccionado inglés dominó en el primer tiempo, pero en la segunda etapa Sudáfrica había logrado dar vuelta el marcador con la solidez del scrum y el maul. Sin embargo, la patada mágica de Smith recuperó la alegría para la Rosa cuando las ilusiones se desvanecían. Fue un final impresionante.
Otro partidazo se vio en suelo galés, con los locales celebrando en un encuentro que parecía escapársele de las manos, pese a jugar con un hombre menos desde los 18 minutos por la expulsión del australiano Rob Valetini, por un tackle imprudente. Fue cuando los Wallabies habían pasado al frente a un minuto del final con un try de Filipo Daugunu más la conversión de Kurtley Beale. No obstante, tuvo una posibilidad más Gales sobre la campana y la aprovechó.
Lo del seleccionado de Francia fue fantástico en la noche de Saint-Denis. En el Stade de France, los locales marcaron cuatro tries, cuatro conversiones y cuatro penales para hacer el partido perfecto ante los All Blacks, a los que le propinaron la segunda caída seguida. Nueva Zelanda venía de perder por 29-20 con Irlanda el fin de semana pasado.
Al cierre de la primera etapa, el conjunto francés estaba al frente por 24-6, pero los visitantes lograron remontar y ponerse al acecho (27-25) a 20 minutos del final. Pero ese esfuerzo fue el último, ya que el equipo galo cerró mejor el juego y recuperó una amplia ventaja ante su gente.