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Kevin Muñoz defendió con autoridad su faja sudamericana de los supermosca

El boxeador del rincón de Pablo Chacón ganó con guapeza en una revancha esperada ante Leandro Silva. El fallo de los jueces fue unánime

Redacción
21/06/2022 08:01
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No se anda con chicas, para nada. El mendocino Kevin Muñoz (52,100 kg. y 14-1-0-1 sd, 5 KOs) se impuso sobre Leandro Silva (52,100 kg. y 7-9-3, 4 KOs), por puntos, en fallo unánime, tras diez asaltos, y así retuvo por cuarta ocasión su título sudamericano supermosca.

 

 

Luego de la ajustada victoria del campeón en fallo unánime -muy cerrado- del 29 de enero en Mar del Plata, se esperaba otro duelo intenso. Y lo fue. Muñoz, N° 1 del ranking argentino supermosca, debió exigirse nuevamente a fondo para sobrellevar a Silva, N° 5 del mismo escalafón, que lo puso en aprietos otra vez. La mayor precisión y línea técnica del campeón se cruzó otra vez con la enjundia y potencia del retador. Fue un duelo de estilos, y un choque tan equilibrado como cambiante. Se alternaron el dominio y los rounds se definían por escaso margen. Por eso, la decisión fue celebrada del lado mendocino, y algo cuestionada del chaqueño.

Las tarjetas de los jueces fueron: Jorge Basile 97-93, Carolina Mayorquim 99-91, y Carlos Villegas 97-93, todas para El Diamante Muñoz.

En un trámite equilibrado, Muñoz comenzó mejor amparado en su mayor línea técnica y precisión de sus envíos. Así fue que sacó ventajas en los episodios iniciales. Sus rectos y cross encontraban destino en el rostro del retador. Sin embargo, desde el tercero, Silva aceleró. Con un campeón que bajaba la guardia, acortó las distancias y descargó sus boleados y cruzados potentes a la zona alta. Por más que en ocasiones carecía de justeza, se lo llevaba por delante.

En la segunda mitad, la tónica continuó. Plantado desde la media distancia, “El Diamante” esperó los arrestos rivales, para contragolpear con su jab firme, seguido de sus rectos y cross. Su precisión parecía sacar diferencia.

Sin embargo, con mucha enjundia “El Pumita” no mermaba en su ataque. Sus resonantes cruzados, y sobre todo boleados llegaban con claridad a la sien. En varias ocasiones, hizo retroceder al campeón. Así, se alternaron el control en esos capítulos finales. Cada segmento se definía por detalles. No obstante, tras la campana definitiva, los jurados marcaron amplias ventajas para el campeón.

 

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