Hay momentos en la vida que se recuerdan por siempre. Instantes especiales en el tránsito terrenal que se llevarán grabado en nuestra memoria y se guardan como un tesoro en el corazón.
El 7 de setiembre de 2024 marcará una fecha especial en la vida institucional del club Gimnasia y Esgrima. Hace unos días, el Lobo festejó sus 116 años de vida y este sábado, los viejos camarines ubicados detrás del arco sur fueron demolidos para darle paso a la construcciòn de una nueva tribuna con el objetivo de brindarle mayor capacidad al estadio Víctor Antonio Legrotaglie.
En esos camarines pasaron miles y miles de jugadores de distintas categorías y de distintos equipos a lo largo de los años. Esas antiguas paredes albergaron infinidades de historias que hoy comenzaron a ser parte del pasado. Sucedieron cientos y cientos de anécdotas. Fue el laboratorio donde se imaginaron un montón de jugadas para llevarlas a cabo en el campo de juego. En el pizarrón, las tizas trazaron kilómetros y kilómetros de letras y números explicando la jugada que el director técnico intentaba que llevaran a cabo sus dirigidos.
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Esos camarines, que son parte del pasado quedarán por siempre en la memoria de la familia blanquinegra. Algunos se llevaron restos a sus casas para guardarlo como el tesoro más preciado. Ese trozo de cemento, tiene gran parte de la historia del club de calle Lencinas.
Entre las grandes figuras que pasaron por esos camarines está Francisco "Chueco" Vicino, aquél defensor del Lobo de los ´70 y '80.
"Es un día bastante difícil para mí, por lo menos. Me cuesta manejar las palabras porque se me pasan un montón de recuerdos de haber vivido tantos años dentro de esos vestuarios: las ilusiones que vivimos, los jugadores -compañeros y rivales- los periodistas que pasaron por el camarín, las notas, los dirigentes, los hinchas que se metían a los camarines" comenzó expresando el exdefensor.
"Cuando llegamos a estos vestuarios, nos bañábamos con agua caliente de un calefón a leña. Para tantos chicos y tanta gente, poder bañarse con agua caliente era una bendición. Luego, se pasó al calefón a kerosene y posteriormente a gas. Para nosotros, vivir todos esos procesos -cambios-era una cosa de locos. Para aquélla época, me estoy remontando a todo lo viejo, recordó entre risas.
Respecto si se iba a llevar algún resto del vestuario como recuerdo, el "Chueco" graficó: "Ya voy a ver. Todo lo definiré en el momento. Antes de salir a la cancha pensás de una manera y cuando salís, la cabeza te cambia la película".
"Todas las cosas lindas que viví en este club, las tengo incorporadas en mi cuerpo y cabeza. Pero, cuando te vas haciendo más grande te ponés más sensible y repasar ese tiempo vivido se te corren las lágrimas" finalizó emocionado.
Dentro de las páginas de la historia del Lobo, aparece un protagonista que representa a miles y miles de simpatizantes blanquinegros, Eduardo "Cato" Aguilar.
"Es un día donde está la nostalgia y el recuerdo y donde sabés algo que es inevitable que iba a pasar: esto es la característica de la posmodernidad y la globalización. Todo va evolucionando, evolucionando y las cosas van cambiando. Pero, lo que no desaparece van a ser los recuerdos y la historia del club -algo por lo que yo lucho mucho- comenzó diciendo.
Y agregó: "Yo a esos camarines lo recuerdo desde mediados de los años '60. El primer jugador que ví salir por la puerta fue José Calderón -capitán de Huracán Las Heras. En ese momento, se pasaba directamente del camarín al campo de juego, sin pasar por el túnel previamente"
A medida que Cato, iba hablando, sus palabras se iban entrecortando y sus ojos comenzaban a ponerse vidriosos manifestando una clara emoción. "Me traen tantos recuerdos, de la gente que ya no está con nosotros físicamente pero que quedó en la historia y memoria de todos el club. Recuerdo de cuando por ese túnel salieron los jugadores de la selección argentina que vinieron a jugar a esta cancha. O cuando me metía a los camarines para rescatar alguna camiseta de uno de nuestros jugadores"
Junto a Mariana, Cato vestido de blanco y negro, expresó: "Agradezco siempre a la vida de haber podido de vivir esta evolución de Gimnasia y Esgrima porque estuvimos 30 años desaparecidos. Mucha gente cree que Gimnasia y Esgrima nació en 2011 desde que asumió Fernando Porreta. Fernando, le cambió la vida al club".
Para finalizar y con la emoción a flor de piel cerró: "Mi vida ha sido Gimnasia. Yo me he criado acá, vivo acá y seguramente mis cenizas van a quedar acá en el Víctor".