Por Sergio Levinsky desde Atlanta
El equipo argentino se fue al descanso con preocupación porque la primera parte no fue lo buena que se esperaba. Sí hubo dominio de campo y pelota, pero la circulación entre los dos centrales, Cristian Romero y Lisandro Martínez, y el volante central Leandro Paredes era demasiado lenta y daba lugar a que Canadá se acomodara.
Solamente cuando se lograba romper el esquema defensivo de un ordenado equipo norteamericano, como cuando se fueron en forma recta hacia el arco Julián Álvarez y Lionelo Messi, hubo peligro, aunque en general, bien conjurado por el arquero Maxime Crepeau.
De cualquier modo, aunque muy participativo, se observa que Messi ya pierde goles en los mano a mano con el arquero, que en otro tiempo no habría perdido, pero el paso del tiempo es irremediable para todos y aún así, el diez conserva un enorme grado de influencia en el equipo.
Otro motivo de inquietud pasa por los dos laterales, que nunca fueron el fuerte de la selección argentina, pero ni Marcos Acuña ni Nahuel Molina mostraron seguridad en la marca, aunque se mostraron mucho más en el momento de colaborar en la salida.
Cuando llegó el gol de Álvarez a los tres minutos del segundo tiempo, tras una jugada que comenzó Messi y que terminó con Mac Allister tocando a un costado a la salida de Crepeau, pareció que el partido se abría para Argentina, pero los minutos pasaban y no podía aumentar el marcador pese a tener situaciones claras, pero de a poco, Canadá fue insinuando intentos de llegar hasta “Dibu” Martínez.
Fue allí que Lionel Scaloni decidió cerrar toda chance al hacer ingresar a Nicolás Otamendi como tercer central, ocho minutos después de que Giovani Lo Celso ingresara por Ángel Di María, y como Lautaro Martínez reemplazó a Álvarez, el esquema pasó a ser de 4-4-1-1 a 5-3-1-1, con Messi por detrás de Lautaro, quien, a falta de tres minutos, pudo aumentar definitivamente el marcador para concretar un valioso triunfo argentino, porque permite trabajar con más tranquilidad lo mucho que hay para corregir en esta Copa.
Si bien el 5-3-1-1 es demasiado conservador como esquema para un equipo que es campeón del mundo, es claro que la salida de Paredes permitió hacer correr más la pelota, mientras que, pese a la veteranía, Di María sigue siendo muy importante para abrir la cancha, aunque se necesita otro extremo por la izquierda o alguien que ocupe la punta hasta el final del terreno para que el juego no sea tan centralizado en varios momentos.
La primera fecha del grupo A se cierra con el partido entre Chile y Perú.