El Ministerio de Deportes colombiano aseguró que estaba en “terapia intensiva” tras las movilizaciones que empezaron el 28 de abril y que se extendieron a Medellín, Bogotá y Cali, donde se siguen registrando enfrentamientos con la policía.
A la incertidumbre por la situación sanitaria como consecuencia de la pandemia de coronavirus en Latinoamérica, ahora se suma la crisis y las protestas en Colombia, que ya dejaron más de 20 muertos y que continuaban esta noche en las principales ciudades de ese país.
En este escenario, la Copa América (por lo menos en territorio colombiano) corre peligro. Cada vez son menos las posibilidades de que el torneo se realice. Incluso el mismo Ministerio de Deportes del gobierno de Iván Duque sostuvo que el certamen se encuentra en “terapia intensiva”.
La Conmebol estaría barajando la posibilidad de pasar la sede de la Copa América a Paraguay, que cumpliría las garantías de seguridad y epidemiológicas para que se pudiese llevar a cabo el torneo continental. Incluso sería una buena opción por su cercanía con Argentina, el otro de los anfitriones de la accidentada competencia.
Sin embargo, la situación de Argentina como anfitrión del torneo también tambalea. Incluso el propio presidente Alberto Fernández había dicho el último 15 de abril: “No quiero frustrar la Copa América pero quiero que seamos muy sensatos”.
La Copa América está en riesgo, en terapia intensiva. Pero todavía respira. Comenzaría el próximo 11 de junio y se prepara una organización especial para evitar la propagación del coronavirus. Además, todos los jugadores que participen deberán estar vacunados.