El papa Francisco lideró este viernes un simposio en el Vaticano con dirigentes de movimientos populares y lanzó duras críticas hacia el gobierno de Javier Milei, en particular por la represión policial vinculada a la implementación del protocolo antipiquetes. Además, hizo referencias a otras problemáticas de Argentina, destacándose una impactante denuncia sobre un pedido de coima por parte de un ministro a un inversor.
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Durante su discurso, el pontífice advirtió sobre el poder corruptor del dinero, argumentando que "el diablo entra por los bolsillos". En ese contexto, compartió un ejemplo que involucraba a un emprendedor extranjero que había intentado invertir en Argentina. Según relató Francisco, este empresario presentó su proyecto a un ministro que, tras una amable recepción, lo dejó en espera. Al día siguiente, un secretario del funcionario contactó al inversor, le entregó los permisos correspondientes y, justo cuando el empresario estaba por retirarse, le preguntaron: "¿Y para nosotros, cuánto?" Aludiendo así al pedido de soborno.
Aunque el Papa no precisó si el episodio ocurrió durante la gestión de Javier Milei o en un gobierno anterior, usó el relato para reforzar su mensaje sobre la avaricia y cómo ésta obstaculiza la justicia social y el bienestar común.
El discurso de Francisco también se centró en la necesidad de implementar políticas equitativas que garanticen "tierra, techo, trabajo, salarios justos y derechos sociales". Para él, son precisamente los sectores más privilegiados quienes suelen oponerse a estas reformas, disfrazando su codicia con argumentos ideológicos, y presionan para que los gobiernos mantengan políticas que los favorecen económicamente.
Otro de los momentos más destacados de su intervención fue cuando el Papa se refirió al creciente malestar de los sectores más vulnerables. "Los pobres no pueden esperar", afirmó, instando a los movimientos populares a no dejar de luchar por sus derechos. También lanzó una pregunta contundente a las clases medias que atraviesan dificultades económicas: "¿Realmente creen que los más ricos van a compartir lo que tienen o seguirán acumulando insaciablemente?"
La crítica más directa al gobierno de Javier Milei se produjo al referirse a la represión policial reciente durante una protesta por el veto a la reforma jubilatoria. Francisco cuestionó duramente el uso de gas pimienta contra los manifestantes, destacando que en lugar de atender las demandas sociales, el gobierno prefirió "pagar con gas pimienta de primera calidad".
El Papa finalizó su discurso advirtiendo sobre la "actitud altanera" de quienes miran con indiferencia o desprecio a los más desfavorecidos, señalando que este comportamiento no solo es característico de los ricos, sino que representa una "gran tentación de nuestro tiempo".
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